Ilha Grande (días 358-361)

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A Nico y a mi nos habían hablado maravillas de Ilha Grande, por lo que estábamos deseando llegar, aunque una vez más nos preocupaba un poco el tiempo, que parecía no augurar nada bueno hasta el último día. Sin embargo, al final pudimos aprovechar el sol y las playas bastante más de lo esperado y los días de Ilha Grande fueron un auténtico lujo en el paraíso; y es que la isla tiene una naturaleza salvaje impresionante que recordaba a la de “Lost” (a algunos más que otros), aguas cristalinas que nada tienen que envidiar a las del Caribe y tantas playas e islas alrededor que se necesitarían meses para disfrutar de todas ellas.

Ilha Grande
Ilha Grande

 

La mejor manera de disfrutar de Ilha Grande es contratar tours o barcos para recorrer los rincones de la isla o caminar por los senderos que te llevan a muchas partes de la isla (no todas), aunque ello supone un esfuerzo físico considerable por la orografía de la isla. Todas las agencias de tour ofrecen las mismas salidas con precios pactados, aunque pueden variar un poco cuando se contratan los barcos para un único grupo. Todas (o la mayoría) de agencias están en Abrãao, donde están la mayoría de hostales también. Muchos bares y restaurantes, un agradable paseo junto a la playa y todos los servicios necesarios, excepto cajeros. Nosotros cenamos de maravilla todas las noches con un previo de capirinhas y cervezas tras la agotadora jornada en el mar.

El primer día fuimos a la playa Lopes Mendes, teóricamente una de las más bonitas y conocida para hacer surf. Para llegar allí, hay que contratar el “tour” a Lopes Mendes, que en realidad es un billete de barco de ida y vuelta a Mangues, desde donde se empieza un sendero sencillo hasta la playa. Nosotros dimos gracias de que así fuera y que el barco no nos llevara hasta la playa destino, porque el mar estaba muy revuelto y en más de una ocasión el remojón de agua no lo pudimos evitar, por lo que, cuanto antes saliéramos del barco mejor. La pena fue que el tiempo no parecía que fuera a acompañar demasiado y el viento, que soplaba fuerte, hacía la estancia un poco desagradable. Además, resultó que no había ningún sitio para alquilar material de surf o nada por el estilo, así que tras un corto paseo y las fotos de rigor (porque la playa realmente era muy bonita), regresamos a Mangues, que se estaba mucho más tranquilo.

 

Para el segundo día contratamos el tour que recorre la mitad de la isla por la parte norte, la que da al continente. Por un poco más del precio estándar, tuvimos el barco para nosotros solos, con una neverita para cervezas y nuestro capitán Cayo al mando. Paramos en la Lagoa Azul, Lagoa Verde, Saco do Ceu… con baño, descanso en cubierta o incluso, en Feticeira, una pequeña excursión a la cascada. El día amaneció soleado aunque no excesivamente caluroso, y para la tarde se nubló un poco. Comimos en la Praia da Tartaruga, donde son habituales las tortugas. Tuvimos la suerte de ver una al principio, por lo que saltamos al agua para nadar con ella, pero desapareció. Tras un buen rato de búsqueda nos rendimos, y como manda la ley de Murphy, es entonces cuando apareció. De hecho aparecieron dos y se acercaban muchísimo a nosotros y a mi mano, donde sujetaba la goPro (que una pena, se quedó sin batería antes de grabar los momentos claves). Más tarde descubrimos porqué se acercaban tanto a nosotros: los guías de otros tours se ponían en el mismo sitio y les daban comida, tirándola al mar (por eso vimos nosotros en el fondo del mar un gran redondel de huesos de pescado y cabezas que parecía un vertedero) o dándosela directamente a la boca.

 

El tercer día lo habíamos reservado para hacerla vuelta entera a la isla. Los días anteriores, la navegación en el lado de la isla que daba a mar abierto había estado prohibido por el fuerte oleaje y nos habían comentado que para este día podían mejorar las condiciones. Sin embargo no fue así y nos quedamos sin conocer esta parte de la isla, pero en cambio conocimos las increíbles islas de Angra y alguna otra playa de la parte norte que nos quedó pendiente. Las que más nos gustaron a todos fueron las islas Botinas, espectacularmente paradisíacas; pero también paramos en la isla Cataguas, pasamos frente a la isla Gipoia y visitamos la playa Freguesia de Santana. Paisajes brutales y playas increíbles; sin duda, el paraíso en la tierra.

 

Información práctica

Transporte
  • Autobús Rio de Janeiro – Conceição de Jacarei: R$49 (2h 30min) Costa Verde
  • Barco Conceição de Jacarei – Abraão: R$25 (20 minutos)
Alojamiento
  • Abraão (Ilha Grande): (R$100 habitación con baño y desayuno incluido)
Actividades
  • Barco a Mangues (Lopes Mendes): R$30 ida y vuelta
  • Día entero de lancha sólo nosotros
    • Media vuelta a la isla: R$700 (la lancha entera)
    • Islas de Angra: R$800 (la lancha entera)
Recomendaciones y sugerencias
  • Como nos movimos siempre en barco, no podemos recomendar ninguna de las caminatas por la isla a las playas. Pero desde luego recomendamos, si la economía lo permite, los paseos en barco más privados posibles.
  • No existen cajeros en Ilha Grande, pero en casi todos los establecimientos aceptan tarjetas. No obstante, llevar algo de reserva en cash por si acaso!

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2 Respuestas

  1. Tikiki tiki!!!!! Oso itxura ona dauko, Carrillo aizpek aitatxokin daukozuen argazkia oso politxa!!!:*

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