Una vez que la familia se había ido, nosotros ya nos poníamos en marcha para cambiar de continente y pasar a África. El avión salía de São Paulo a la noche, así que teníamos todo el día para cambiar de ciudad. Teóricamente teníamos tanto tiempo que planeamos volver a quedar con Suellen y Guilherme, pero todos nuestros planes salieron al revés. Era día festivo en Brasil, y nos encontramos con autobuses llenos, con lo que salimos con retraso, sumado a la lluvia, los atascos y demás, no llegamos con tiempo suficiente para hacer todos los planes. Con mucha pena, nos quedamos sin volver a ver a nuestros anfitriones en São Paulo, pero ¡esperamos verlos pronto en cualquier lugar del mundo!
En el aeropuerto intentamos secar la ropa que habíamos lavado el día anterior y no se había secado. El panorama era bastante gracioso: cada uno en su baño sacando la ropa mojada de la mochila y poniéndola en el secador de manos. A mí la señora supervisora me echó diciendo que aquello sólo era para las manos, mientras que a Nico el señor supervisor le dijo que podía seguir sin problemas. De todas maneras, no conseguimos secar ni una cuarta parte de la humedad, así que volvimos a empaquetar todo y a embarcar.
El avión salía a las 2am y tras 12 horas de vuelo, llegaba a Addis Abeba (Etiopía) a las 8pm hora local. Al día siguiente cogeríamos otro avión a Johannesburgo y nosotros ya teníamos todo pensado para dormir en el aeropuerto. Sin embargo, nada más sentarnos, para nuestra sorpresa empezaron a repartir reservas de hotel a todos los que teníamos el avión al día siguiente y además de la habitación nos incluía la cena y el desayuno, ¡menudo lujo! También fue una sorpresa que nos dieran de comer bastantes veces en el avión (la primera vez a las 4am, lo cual era un poco innecesario), ya que en la tarjeta de embarque ponía únicamente snacks. De todas maneras, nosotros encantados, disfrutamos de todo lo que nos incluía Ethiopian Airlines y durmiendo o viendo películas, se pasaron las 12 horas de vuelo.
En el viaje estuvimos acompañados de Gonzalo, el chileno que conocimos en Porto Alegre y el cual había cambiado de planes y se venía también para África. Al llegar a Addis Abeba, nos llevaron a los 3, junto con otros pasajeros que se quedaban a dormir a la espera de su vuelo al día siguiente, a pasar los trámites para conseguir un permiso provisional y la aduana. Nos metieron a todos en un pequeño cuarto con un par de mesas, unos cuantos sillones y muchos trastos. Sólo teníamos los equipajes de mano, pero a 3 (entre ellos Gonzalo) les hicieron vaciar todas las bolsas y sobre todo a un nigeriano le hicieron un largo interrogatorio. También había una mujer a la que iban haciendo preguntas totalmente aleatorias sobre su trabajo, donde vivía, donde iba… Nosotros de mientras estábamos inmóviles y calladitos, sin perder de vista nuestros pasaportes que estaban en manos de uno de los chicos que andaban ahí. Finalmente, nos preguntaron si Gonzalo era nuestro amigo y venía con nosotros, les respondimos que sí y a los minutos nos dijeron a los 3 que nos podíamos ir. No se si fue el color de piel o el pasaporte europeo, pero claramente algo ayudó a que “no se metieran” con nosotros. Encantados de la vida, cogimos el shuttle bus para nuestro hotel a pasar la noche plácidamente.
Al día siguiente, madrugón, aeropuerto, avión y a la 13h estábamos ya en Sudáfrica. Entrar en el país fue muy sencillo, sin necesidad de visados ni nada especial, las mochilas estaban donde tenían que estar, y nos fuimos directos al hostal que teníamos ya reservado. Y así, con bastante jetlag, empezaba nuestra aventura por África; que según los planes iba y va a durar 3 meses pasando por Sudáfrica, Swazilandia, Lesotho, Namibia, Botswana, Zambia y Tanzania.
Información práctica
Transporte
- Avión São Paulo – Johannesburgo (con escala en Addis Abeba): R$2161 (Ethiopian Airlines)
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