Skyline Toronto

Toronto y cataratas del Niágara (días 21-24)

En Toronto nos esperaban nuestra primera colada a la americana (es decir, lavando la ropa en la típica «tienda» con lavadoras) y una pareja catalana con la que contactamos por CouchSurfing: Anna y Roger. Estuvimos en su pedazo de piso (la parte superior era «normal» pero tenían 2 habitaciones más que no utilizaban en el sótano) 3 noches y compartimos muy buenos ratos de cena juntos (tortilla de patatas, ensaladas, sushi…). Dio la casualidad además de que Anna y yo teníamos gente conocida en común y desde el primer momento hicimos muy buenas migas con ellos.

Llevan ya varios años viviendo y trabajando en Toronto y tuvimos la oportunidad de contrastar con ellos nuestras impresiones sobre Canada, además de saber más sobre la manera de ser y vivir de los canadienses desde su punto de vista. Además, son súper activos y aparte de sus trabajos tienen varios proyectos en marcha, como por ejemplo www.torontoentero.ca, una web en español sobre noticias y eventos que suceden en Toronto y que lo gestionan con otros hispano-parlantes.

 

Toronto, como la mayoría de las ciudades norteamericanas, es una ciudad enorme con un pequeño centro o downtown. Sin embargo, una de las principales diferencias es que es un downtown moderno, fácilmente visible por sus rascacielos de cristales.
Turísticamente, lo más conocido es la Torre CN, la torre más alta de Toronto. Y ¿que se ve desde ella? Pues no tenemos ni idea, porque no subimos. Nos comentaron que no valía la pena pagar los $30 CAD que cuesta para lo que se ve, que es una ciudad más con rascacielos, pero ninguna vista en especial. Sin embargo, nos recomendaron coger el barco que te lleva a las islas que quedan justo frente a la ciudad en el lago Ontario. El billete cuesta $7 CAD y el barco hace 3 paradas en las islas y vuelve a la ciudad. Moverte entre las paradas en barco y volver a la ciudad están incluidos, aunque nosotros recomendamos bajar en la primera parada y caminar hasta la segunda (o en bicicleta, que es lo que hacen muchos locales), que es lo que hicimos. Pudimos ver la playa, parques, un muelle, un pequeño parque de atracciones… y por supuesto el skyline (la silueta de la ciudad) tanto antes como después del atardecer.

 

Aparte de esto, vimos el estadio de los Toronto Blue Jays de béisbol y el Air Canada Center que comparten los Maple Leafs de hockey (que jugaban ese día) con los Raptors de baloncesto; Steam Whistle, una antigua cervecería artesana; la universidad de Toronto, estilo Harry Potter… Pero lo mejor fue ¡que por fin probamos el Chipotle! (Una cadena de comida mexicana, para los que no lo sepáis) Le habíamos echado el ojo en Nueva York y habíamos leído sobre él en El País, pero nos faltaba degustarlo… y nos gustó, nos gustó mucho. Reconocemos que no nos atrevimos mucho con el picante, es una asignatura que tenemos pendiente, pero aún así comimos el burrito, los tacos y el guacamole encantados.

 

Y con mucha pena, llegó el momento de partir en dirección a las cataratas del Niágara. Tras partir de Toronto de buena mañana, llegamos a Niágara con un sol espléndido. El pueblo de Niagara Falls en Cánada se puede resumir en: la parada de autobús, montón de casitas utilizadas con B&B, hoteles, casinos, salas de juego u ocio, la frontera y las cataratas.

Como sólo teníamos un objetivo, las cataratas, guardamos las mochilas en las taquillas (¡menos mal!) y fuimos directos en su busca. Primero vimos la nube de agua que desprende, después escuchamos su estruendo y al final las vimos. Después de haber escuchado de todo sobre su «comercialización», supongo que ya no nos esperábamos algo muy espectacular o en estado natural, por lo que nos gustó lo que vimos.
Después de las primeras fotos sin prisas, fuimos a interesarnos por los billetes del paseo en barco. Y llegamos 2 minutos tarde (10.32h) a poder comprar tickets más baratos, ¡$2 más baratos! Jejeje ¡La pela es la pela! El recorrido estuvo muy bien. Te dan un chubasquero, te acercan bastante a las cataratas y te empapas; sacas unas cuantas fotos, algún video y ya estás preparado para volver. Y después de esto, puedes marcharte ya de Niágara. Nosotros tuvimos que esperar al autobús que nos llevaría a Buffalo (que llego tarde), para allí coger el tren destino Chicago.

 

Además del retraso que traía el bus, nos retrasamos muchísimo en la frontera. Nosotros volvimos a tener bastante suerte con la policía, esta vez americana. A un chico que iba delante nuestro le estaban presionando para saber donde iba a dormir, y nosotros ni siquiera teníamos alojamiento cogido en Chicago. No sabíamos si inventarnos algo o decir la verdad y mientras veíamos como le habían hecho llamar al amigo que le acogía para saber la dirección exacta, nos íbamos poniendo cada vez más nerviosos. Pero llegó el momento, 4 preguntas tontas y para adelante… muy fácil y sin pagar (porque nos habían dicho que aún teniendo el ESTA había que pagar).
Pero todavía la noche nos deparaba más momentos de tensión. Aunque teníamos previsto llegar a las 18.15h con tanto retraso nos plantamos en Buffalo 3 horas más tarde, totalmente de noche. El tren no salía hasta las 00.30, por lo que no dirigimos andando a lo que creíamos que era la estación de tren, y nos encontramos con las vías y una caseta cerrada, casi sin luz alrededor. Nos pareció imposible que aquello fuera la estación que buscábamos, y en ese momento llegó un taxi con 4 españoles con nuestro mismo destino e igual de perdidos que nosotros. Preguntando a unos y otros, supimos que la estación estaba perdida de la mano de dios (otro gran ejemplo de las pocas facilidades que ponen en EEUU al transporte público) y nos recomendaron que cogiéramos en autobús X. Convencidos de que nos dejaría en la puerta de la estación, esperamos al bus y cual fue nuestra sorpresa cuando el conductor nos dice que no, que aquel bus nos acercaría algo, pero que no iba hasta la estación. Según él, nos podía dejar en un sitio «lleno de taxis cercano a la estación»… Sin embargo, nos dejó en un centro comercial vacío a punto de cerrar y con los teléfonos que no nos funcionaban (seguimos sin saber porqué). Después de desesperarnos con los móviles y viendo que nuestro margen con el tren era cada vez menor, sin tener ni idea de donde estábamos, apareció nuestro ángel de la guarda. Un guardia de seguridad que nos encontró un taxi de la nada (porque le dijeron por el telefonillo que no había ninguno disponible) e hizo que al final llegáramos incluso «con tiempo» a la estación.

Publicaciones Similares

7 comentarios

  1. Nico!

    Es espectacular lo que estáis realizando. Seguro que estás disfrutando muchísimo, pero no tanto como yo al leer el blog.
    Seguir informándonos de todo por que es espectacular.

    Un abrazo grande!

    1. Ese Munera grande! Seguro que difrutaste mucho con el clásico 😉
      Por aquí todo va de lujo y no dudes que seguiremos posteando aunque vayamos con retraso! Vamos colgando algunas fotos en instagram más actualizadas por si quieres seguirnos. Sin cuenta también puedes hacerlo: instagram.com/comiendonosmundo
      Cuidate y que vaya muy bien!
      Un fuerte abrazo!!

      1. Pues voy a seguiros claro que si!
        Es muy chulo lo que voy viendo, así que mejor todavía si lo puedo seguir por Instagram.

        Cuidaros y seguir así.

        Un fuerte abrazo!

  2. ZORIONAK Amaia!!!! Hoy, sin duda, es un día muy especial. Espero que lo celebréis «de categoría mayor por todo lo alto» (como diría aquélla). Ondo ondo pasau eguna!!!! Muxu berezi eta handi bat zuretzat eta beste bat Nicorentzat.

    1. Eskerrik asko Mafalda!! Fue un día muy especial efectivamente y lo celebramos lo mejor que pudimos 😉 patxo haundi bat!!

  3. Cada día me dais más envidia… Y está dejando de ser sana!!! Que aventuras y que pedazo de experiencia. Un abrazo muy fuerte a los dos y un estirón de orejas para Amaia: FELICIDADES CUMPLEAÑERA!!!!

    1. Muchas gracias Andreu!! Espero que esa envidia «menos sana» no vaya a más, jejeje… Un beso muy grande!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *