Norte de Laos (días 122-126)

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El cruce de fronteras entre Tailandia y Laos resultó rápido y sencillo. Tras unos noodles (volvíamos a nuestra dieta) cogimos el bus que nos llevaría a Luang Prabang a través de bonitas montañas y una carretera repleta de curvas cerradas. Consecuencia de ello, casi no dormimos y los locales vomitando todo el rato. ¿Porqué será qué en Laos y Myanmar vomitan tanto en los autobuses? Nos decantamos por el bus porque el barco suponía más tiempo y, después del Amazonas, navegar a través del Mekong no creíamos que nos fuera a aportar nada nuevo. Llegamos sobre las 3 de la mañana, malísima hora, y tras dormir en la estación de bus de las afueras de la ciudad hasta que amaneciera, nos acercamos a Luang Prabang en tuk-tuk.

 

Luang Prabang

El olor a baguette nos recibió en esta popular ciudad entre mochileros. Sus edificios de legado francés, su gran cantidad de templos budistas y su ubicación a orillas del Mekong le dan un toque especial. A ello, le sumas una gran cantidad de boutiques, cafeterías y panaderías y obtienes el porqué de su popularidad entre los viajeros. Debido a que no teníamos intención de pagar por visitar más templos (y es que en Laos todo se paga), el primer día nos limitamos a pasear entre las calles disfrutando de sus edificios y la tranquilidad que nos brindaba el paisaje. Y como no, paramos a degustar uno de los bocadillos que ofrecen en infinidad de puestos. ¡Cuánto echábamos de menos el pan!

 

Al anochecer celebran en la calle del palacio un mercado nocturno donde se puede adquirir ropa y souvenirs a buen precio. Además, en uno de los callejones se concentran paraditas para cenar. Entre frutas y pinchos de carne, es posible encontrar varios self-service vegetarianos a muy buen precio donde por entre 10000K y 15000K puedes llenar el plato con lo que quieras para que después te mezclen todo en una sartén. Por ello, es mejor escoger pocos ingredientes pero que combinen bien ya que sino será un mejunje un poco desagradable.

 

Al amanecer, aunque nosotros no fuimos porque ya habíamos visto algo similar en Myanmar, los monjes salen en procesión por las calles del pueblo a recoger las ofrendas que le otorgan locales y turistas. Es su forma de abastecerse de comida y de alguna que otra limosna.

Cerca de Luang Prabang, existen dos lugares donde refrescarse en aguas de color turquesa y rodeados de cascadas. Nosotros fuimos a la más popular, las cascadas Kuang Si y la verdad que los diferentes niveles de cascadas son muy bonitas y se sitúan en un maravilloso enclave donde pasar el día. Aunque mientras nos dirigíamos al lugar una tormenta nos estuvo persiguiendo, al final pudimos disfrutar de buen tiempo. Además, dentro del parque, hay una plataforma donde es posible observar osos asiáticos que han sido rescatados, aunque nosotros no tuvimos mucha suerte.

 

Finalizamos el gran día, disfrutando de una barbacoa laosiana con unos austríacos; una buena forma de decir adiós a esta ciudad. La camarera tuvo que ayudarnos a prepararla, ya que al principio eso de cocinártelo tu mismo no lo teníamos por la mano, pero al final parecíamos unos expertos: grasa en la punta para darle sabor, carne en la mitad para que se friera y sopa al final para que recogiera todo el sabor. Aunque hay ciertas diferencias, esta barbacoa nos recordó mucho a la que comimos durante nuestros días en Los Angeles, casi al principio del viaje.

Barbacoa
Barbacoa laosiana, nos recordó a la barbacoa coreana, pero esta vez con sopa en la parte de abajo

 

Vang Vieng

Muy trotada entre los jóvenes más fiesteros, Vang Vieng es un buen lugar para explorar una zona repleta de cuevas y montañas kársticas. Al igual que en Luang Prabang, la lluvia nos perseguía, así que el primer día no hicimos nada más que resguardarnos del agua y disfrutar de unos pancakes. Y es que si Luang Prabang es conocida por sus baguettes, Vang Vieng lo es por sus pancakes, aunque por el clamor turístico, obviamente se puede encontrar de todo en ambos lugares.

Al día siguiente, alquilamos una moto para explorar los paisajes de alrededor. La primera parada, fue el mirador Pha Ngeun, donde se pueden obtener unas bonitas vistas. Tras unos 20 minutos de subida empinada se llega a la cima. Como la suerte no estaba del todo de nuestro lado, todo se nubló y empezó a llover con lo que no pudimos sacar las mejores fotos. Pero por lo menos lo hizo cuando llegábamos a un pequeño refugio donde nos resguardamos a la espera de que parara y se despejara un poco.

 

Tras un descenso lento y un poco accidentado por lo resbaladizo que estaba, pusimos rumbo a la Blue Lagoon. Esta charca que en temporada seca debe tener un color bonito, no era más que agua sucia durante nuestra visita. No obstante, la visita no fue en vano, ya que la entrada incluye el acceso a una cueva, donde es posible explorar sus adentros linterna en mano. Aquí reconfirmamos que en Laos cobran por todo y euro a euro al final te vas dejando un buen dinero.

 

Volvimos hacia Vang Vieng para visitar otra zona al norte y en vistas que empezó a llover, paramos a comer. Cuando aclaró nos dirigimos hacia la zona de Elephant Cave para perdernos entre su naturaleza. El jefe de nuestro hostal nos comentó que no podíamos acceder a la Water Cave, que está en esta zona, por la lluvia, y por eso lo descartamos, aunque al final descubriríamos que no era cierto. De todas maneras, al final paramos antes de llegar a la Elephant Cave y nos perdimos caminando por un pueblo hasta que llegó otro chaparrón. Empapados, pusimos punto y final a la visita y descartamos quedarnos más días por la mala previsión metereológica. Una pena, porque nos quedaron muchos lugares donde perdernos y disfrutar de la naturaleza, pero la idea de calarnos de arriba a abajo conduciendo la moto cada día, no nos seducía demasiado.

 

Información práctica

Visado
  • Laos
    • El visado de Laos se puede realizar al llegar a la frontera (“on arrival”), cuesta $35 ($1 extra si es fin de semana, antes de las 8h o después de las 16h) y se necesita una foto de carné. Permite una sola entrada al país de 30 días.
Transporte
  • Chiang Rai – Luang Prabang
    • Autobús local Chiang Rai – Chiang Khong: 65THB (2h)
      • Para cruzar la frontera por “El Puente de la Amistad” hay que bajarse del bus antes de llegar a Chiang Khong, los del autobús te avisan. Inicialmente quisimos llegar al final de la ruta y cruzar en barco, pero la del bus insistió tanto en que bajáramos y que teníamos que ir por ahí, que nos dejamos guiar.
        Tuc-tuc hasta frontera tailandesa: 50THB/pers (5min)
    • Autobús frontera tailandesa – frontera laosiana: 20THB (5min) – Cuesta 25THB en fin de semana
    • Tuc-tuc colectivo frontera laosiana – Huay Xai: 100THB/20000K (20min)
    • Autobús Huay Xai – Luang Prabang: 120000K normal a las 16h / 130000K normal a las 10h / 175000K VIP a las 18h (11h)
  • Tuc-tuc colectivo a las cascadas Kuang Si: 30000K/pers ida, vuelta y espera de 4 horas (estamos seguros que si hubiéramos formado el grupo de personas por nuestra cuenta, lo hubiéramos podido sacar a 25000K)
  • Minivan Luang Prabang – Vang Vieng: 100000K
  • Alquiler de moto en Vang Vieng: 40000K
Alojamiento
  • Luang Prabang
    • Mao Pha Sok: 70000K habitación doble con baño privado, ventilador, wifi y café y agua fría a todas horas. (También tienen habitaciones a 50000K que estaban llenas cuando nosotros llegamos).
  • Vang Vieng
    • Khamphone Guest House: 60000K habitación doble con baño privado, ventilador, wifi, agua fría y café por la mañana.
Actividades
  • Luang Prabang
    • Cascadas Kuang Si: 20000K
  • Vang Vieng
    • Cruzar el puente en moto: 10000K/moto
    • Mirador Pha Ngeum: 10000K
    • Entrada a la zona del Blue Lagoon : 10000K
    • Aparcamiento de moto: 3000K
    • Tirarte ilimitadamente por el tobogan: 10000
Recomendaciones y sugerencias
  • El banco BCEL aunque te sigue cobrando los 20000 kips de comisión, al menos te permite sacar 1500000, con lo que el % de comisión es menor ?
  • Para los que echabais de menos el pan, degustar los sabrosos sandwiches que ofrecen en los puestos enfrente del night market.
  • ¡Nos os perdáis la barbacoa laosiana! Nosotros la disfrutamos en el Smile, un restaurante situado en la Phousi Road cerca del río Nam Khan. Barato y una experiencia cocinarse uno mismo.
  • Las mejores vistas del Mekong, las obtuvimos desde el Wat Chuaphatic. Cobran entrada, pero le dijimos al monje que sólo queríamos ver el atardecer sobre el río y nos dejó pasar.
  • Si estáis con ganas de un buen postre, no hay que perderse el pancake de nutella y manteca de cacahuete de los puestos de Vang Vieng. ¡No apto para diabéticos y gente con colesterol!
  • Perderos con la moto por los alrededores de Vang Vieng; lo más bonito está en los pueblos y no en las cuevas.

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