Singapur (días 245-246)

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De madrugada llegamos al moderno aeropuerto Changi de Singapur. Es conocido por ofrecer varios espacios donde amenizar las largas esperas, cómo la que teníamos nosotros por delante hasta que abriera el metro. Pero preferimos disfrutar de sus cómodos sofás y tumbonas y dejar la exploración para otros.

 

Wan Yin, una amiga de la prima de Amaia, amablemente aceptó acogernos en su casa. Ella hizo que la estancia fuera increíble y muy interesante. Aprendimos mucho sobre este pequeño país con poco más de 50 años de independencia. Singapur pidió la independencia principalmente por discrepar con unas políticas que favorecían a los malayos, mientras que en esta zona la mayoría era chinos o indios. Los malayos permitieron su separación pacífica creyendo y esperando que volverían con el rabo entre las piernas. Sin embargo, su ubicación estratégica, el hecho de que el comunismo chino hiciera que muchas empresas occidentales se trasladaran a Singapur, la inversión china en los años 90 y las ventajas fiscales camufladas, han permitido que hoy en día sea uno de los países más prósperos del mundo. Es una ciudad cosmopolita con un nivel alto de vida, más igualitaria que la gran mayoría del resto de países asiáticos, pero donde no todo es perfecto. Existe un cierto miedo a que los malayos, los más procreadores, se conviertan en la raza mayoritaria del país y establezcan políticas diferentes o incluso deseen reunificarse con sus ahora vecinos. Por ello, el gobierno intenta traer o facilitar la entrada de chinos. La verdad, que este capítulo daría para muchas charlas dependiendo del punto de vista de cada uno. Y es que sus vecinos del Sudeste asiático, también establecen medidas partidistas contrarias a los chinos por el miedo a sus habilidades comerciales.

Singapur
Con Wan Yin en un bar con normas… “curiosas”

 

Iniciamos el recorrido turístico intentando tomar una instantánea del palacio presidencial. Pero tras dar una vuelta del copón, únicamente vimos árboles y guardias. Sin embargo, el paseo no fue en vano. Conocimos un poco la zona de Orchard, donde abundan centros comerciales y restaurantes. El siguiente destino fue Little India, engalonada de fiesta. Colorida, nos sorprendió por su limpieza en comparación a otras que vimos en otros países. Nos dio pena haber desayunado tan tarde, porque sino hubiéramos disfrutado de algunas de las comidas que se ofrecen en el barrio. Cruzamos Arab street, donde sus bazares y sus hummus no pasarán desapercibidos para ti. Además, también paramos para visitar la mezquita del Sultan, que es bastante más bonita por fuera que por dentro.

 

Camino a la zona de la Promenade, pudimos observar como estaban desmontando vallas utilizadas para la Fórmula 1 justo al lado del War Memorial Park. Ya estábamos cerca de la zona más conocida de Singapur. Se empezaban a divisar los rascacielos y en frente nos quedaba, The Esplanade, un modernísimo edificio utilizado para albergar eventos culturales. Subimos a su azotea y pudimos disfrutar de la panorámica de Singapur. Estaba liderada por el popular Marina Bay Sands, con sus tres torres interconectadas por un tipo de terraza/parque en lo alto; 3/4 partes de ella están ocupadas por una infinity pool de 150 metros, haciendo que sea una de las piscinas más impresionantes y con mejores vistas del mundo.

Panorámica
Vista panorámica del Marina Bay desde The Esplanade

 

Nos acercamos a visitar a Merlion, una figura medio león medio pez, que es símbolo de Singapur. Fue construido en honor a los pescadores y hace algunos años lo reubicaron en el paseo de Marina Bay. Tras el maratón de fotos, nos acercamos al teatro Victoria y al congreso. Los edificios son bonitos, pero donde disfrutamos más fue en unas bolas de material reflejante tipo la alubia de Chicago, donde estuvimos haciendo fotos y vídeos chorras.

 

El atardecer estaba próximo y fuimos a pasear al Gardens By The Bay, un jardín que alberga unos árboles inteligentes que se iluminan al anochecer. Además de estrambóticos, son una clara representación de la ciudad futurista en la que quiere convertirse Singapur. Son autosuficientes; se iluminan con la energía solar que almacenan durante el día y son capaces de eliminar dióxido de carbono.

Gardens by the Bay
Gardens by the Bay y sus vistas
Árboles artificiales
Los increíbles árboles artificiales de Singapur

 

Acabamos el turismo acercándonos a las gradas de Merlion una vez más. Disfrutamos del espectáculo de luces que se lleva a cabo en el Marina Bay Sands, que aunque estuvo bien, tampoco fue nada espectacular. Allí nos juntamos con Wan Yin, y como guinda de un día muy completo, cenamos de lujo con ella. Nos llevó a probar un buey de mar típico del país con salsa picantona, además de navajas y otros platos deliciosos que estaban para chuparse los dedos. Estábamos tan a gusto, que nos fuimos a tomar unas cervezas y a seguir la charla.

 

Nuestro segundo y último día en Singapur, nos lo tomamos con tranquilidad. Habíamos decidido no acercarnos a la isla de Sentosa. No nos apetecía ni playa ni parques temáticos y así pudimos alargar nuestras horas de reposo. Ese día, nos centramos en visitar el jardín botánico, muy grande y con muchos rincones donde además de disfrutar de la flora, es posible aprender. Es muy interesante observar como reutilizan las hojas secas para el propio abono. El jardín es de libre acceso y únicamente hay que adquirir tiquet para el jardín de orquídeas que estaba perfectamente cuidado y nos gustó mucho.

 

Chinatown, fue nuestra siguiente parada. Lo pasamos rápido y no era tan callejero como esperábamos, pero seguro que durante la noche se revitaliza. Fuimos caminando hasta el Marina Bay Sands cruzando los rascacielos y bares modernos de la ciudad. Una vez, en el Marina Bay intentamos acceder al casino, pero no llevábamos el pasaporte, así que decidimos subir al SkyBar a disfrutar de la puesta de sol y admirar la ciudad que se nos presentaba en el horizonte. Creíamos que nos harían pagar entrada o nos obligarían a pedir una consumición, pero pudimos pasear por toda la terraza del bar sin problemas. Más fotos de noche en el Gardens by the Bay y nos recogimos a descansar. Al día siguiente tocaba un nuevo país: ¡Indonesia!

Gardens by the Bay
En el Gardens by the Bay pudimos retratar una genial tormenta con rayos, como la luz que se ve detrás de la noria

 

Información práctica

Visado
  • No se necesita visado para Singapur. Nada más llegas te sellan un permiso gratuito para estar un mes en el país sin problemas.
Transporte
  • Metro: Entre 1.7 SG$ y 2.5 SG$ es lo que pagamos nosotros
Actividades
  • Jardín Orquídeas dentro del Jardín Botánico: 5 SG$ / 1 SG$ estudiantes y niños
  • Show luces Marina Bay Sands: gratuito. A las 20h y 21:30h, el Event Square y Merlion los mejores sitios para disfrutarlos.
  • Show de luces Gardens By The Bay: gratuito. A las 19:45h
  • Gardens By The Bay: gratuito
    • Cloud Forest: 14SG$
    • Flower Dome: estaba cerrado
    • Skywalk: 8SG$
  • Observation Deck Marina Bay Sands: 23SG$
Recomendaciones y sugerencias
  • No dudéis en subir al Sky Bar del Marina Bay Sands. Podréis disfrutar de la vista y ver la infinity pool de cerca. Nadie nos forzó a tomar nada, así que pudimos hacer muchas fotos tranquilos.
  • Si os apetece daros un capricho, el restaurante en la calle Tiong Poh sirve especialidades locales tipo el buey de mar con salsa picante muy bueno. Suponemos que no sería barato. Justo delante está el House of Peranakan Cuisine; hacen fusión china malaya que nos recomendó Wan Yin, pero nos encontramos cerrado.

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