Para seguir con el camino hacia el Salar de Uyuni, nos despertamos bien pronto en Puno para coger el primer autobús que fuera a La Paz. Desde aquí hay 2 vías: por Desaguadero o por Copacabana. El directo es el que va por Desaguadero, pero también el más caro, así que optamos por deshacer el camino que ya habíamos hecho un mes atrás. Fuimos hasta Copacabana y tras una parada de casi 2 horas cogimos otro bus que nos llevó a La Paz y donde conocimos a Astrid y Marc, una pareja catalana que estaba de vacaciones por Perú, Bolivia y Chile.
Hicimos noche en La Paz para coger el bus de noche del día siguiente y así no hacer tantas horas seguidas de autobús, por lo que con la tranquilidad de haber visitado ya la ciudad, paseamos por sus calles sin prisas y descansamos en el hostal. Volvimos a coincidir con los catalanes, que habían decidido cambiar ligeramente sus planes y nos embarcamos en el bus de noche que inicialmente pintaba bien (asientos muy reclinables, mantas…) pero al final no fue tan cómodo, porque las ventanas junto a nosotros no se cerraban del todo.
Llegamos a Uyuni bien pronto por la mañana e hicimos nuestro recorrido habitual: conseguir hostal y tantear las agencias de viaje para el tour al salar. Realmente, a nosotros nos interesaba quedarnos esa noche en Uyuni porque aquella tarde se jugaba la final de la Champions y Nico no quería perdérsela por nada del mundo. Si no hubiera sido el caso, y desde luego como consejo para futuros viajeros de la zona, recomendamos salir en tour el mismo día que se llega, ya que éstos empiezan sobre las 10-11 y por tanto llegando en el bus de noche hay tiempo de sobra y Uyuni es un pueblo caro que no tiene absolutamente nada. Sin embargo, encontrar una agencia «apropiada» para el tour lleva su tiempo y hay que tener muchas cosas en cuenta, por eso explicamos nuestra experiencia respecto a este tema en éste post y aquí vamos directamente a lo visto y vivido en el tour.
Dia 1
Nuestro 4×4 vino a recogernos con los otros 4 pasajeros ya montados en él: dos chicos canadienses amigos de la escuela y una pareja australiana. Aunque al principio hubiera bastante silencio, enseguida empezó a fluir la conversación, y con todas las horas de coche que nos esperaban, pronto vimos que habíamos tenido muy buena suerte con el grupo. El guía, Elino, también fue muy majo, por lo que el tiempo en el coche resultó ser bastante entretenido.
La primera parada fue el cementerio de trenes, muy cerca del pueblo de Uyuni. Los trenes que fueron utilizados a primeros del siglo XX para transportar toda la materia prima de las minas bolivianas a la costa de Chile, fueron abandonadas en esta parte del desierto cuando este transporte dejó de ser necesario y ahí siguen siendo desvalijadas poco a poco. Los vagones son de hierro y aunque están casi oxidados por completo y les faltan muchas partes, todos los turistas se suben a ellas para sacarse fotos saltando, imitando a maquinistas o posando de cualquier otra manera.
La siguiente parada fue, Colchani, un pequeño pueblo antaño importante por su parada de tren, pero que había ido a menos y se resumía básicamente en un pequeño mercado de artesanías y unas pocas esculturas de sal. Y por fin entramos en el salar: vimos los primeros montones de sal; las primeras ilusiones ópticas a lo lejos, donde las montañas parecían flotar por el efecto espejo que se producía en el horizonte; y empezamos a sacar las primeras fotos artísticas.
Aunque parezca algo sencillo, el tema de hacer fotos jugando con la perspectiva no es nada fácil. Nos tiramos al suelo y utilizamos los objetivos que nos prestó el conductor (un dinosaurio, un gorila y un elefante). El primer problema para nosotros fue la profundidad de campo de la cámara, ya que al tener el objeto muy cerca y la persona muy lejos, ésta salía totalmente borrosa. Por eso, para este tipo de fotos aconsejamos utilizar un smartphone o una cámara digital simple, donde no se acentúa tanto esta característica. De todas maneras, poco a poco fuimos mejorando; sacándonos fotos entre todo el grupo, las ideas empezaron a surgir y hubo un gran salto cualitativo cuando el chofer entró en acción. Se notaba que lo había hecho montones de veces con los grupos anteriores, por lo que finalmente conseguimos tener fotos más que dignas.
Antes de acabar el día, visitamos también la isla Incahuasi, una pequeña montaña llena de cactus que se encuentra en la mitad del mar blanco. Aunque las vistas son bonitas, el precio de la entrada, que va aparte y por ello la visita no es obligatoria, nos pareció un tanto excesiva, por lo que no lo recomendamos del todo. Hicimos el recorrido por la isla, que no dura más de 30 minutos, y nos pusimos rumbo a nuestro hostal para aquella noche: un hostal de sal. Las paredes y las mesas estaban construidas con bloques de sal, así como la estructura de la cama. El lugar nos encantó, nos atendieron perfectamente y además estuvimos solos: todo perfecto.
Día 2
Otro punto positivo del hostal donde dormimos la primera noche, era que estuviera dentro del salar y su cercanía a un pequeño cerro donde se podía ver el amanecer. Aunque Nico se rajó en el último momento, yo me levanté una hora antes de lo que nos tocaba para ir a ver como salía el sol junto con la pareja australiana. Pasamos bastante frío y tuvimos que hacer ejercicios de calentamiento, pero mereció la pena. Sin embargo, fue una lástima que el timelapse que hice no saliera del todo bien y no podamos compartir con vosotros aquel mágico momento. Una vez que salió el sol, desayuno, recogida y en marcha para el segundo día de tour donde nos esperaban unas cuantas lagunas altiplánicas entre otros.
La primera parada fue una zona donde se encuentran algas marinas fosilizadas de gran tamaño que parecen rocas de formas extrañas. Se le llama el Valle del Ejército y coincidimos con unas llamas que se paseaban por allí tranquilamente. Seguido, pasamos por otro pequeño salar al que obviamente, tras haber estado en el de Uyuni, no le hicimos demasiado caso, y llegamos a un mirador desde donde podíamos ver el volcan Ollagüe junto con otras montañas.
A partir de ese momento les llegó el turno a 4 lagunas que se encuentran a una media hora el uno del otro: la laguna Cañapa, laguna Hedionda (llamada así por el olor que desprende el sulfuro que contiene el agua), laguna Chiarkota y laguna Honda. Todas están rodeadas de paisaje bastante diferente, aunque totalmente desértico en su mayor parte. Como desértico es también el lugar donde se encuentra el árbol de piedra, una roca que debido a la erosión del viento y la arena, ha adquirido forma de árbol (echándole un poco de imaginación, claro esta).
Por último, finalizamos el día en la laguna Colorada, la más esperada por todos y especialmente por Nico. Contiene unas algas en sus aguas que cuando sopla el viento hace que la superficie de la laguna se vea totalmente roja y de ahí su nombre. Tuvimos suerte, y además de verlo rojo, pudimos ver flamencos también, ya que son muy comunes en todas las lagunas, pero debido al frío la gran mayoría había migrado hacia Argentina ya. Estuvimos un buen rato viendo la laguna desde diferentes puntos y «persiguiendo» flamencos a ver desde donde se las podía ver de más cerca y al final nos retiramos al hostal. Tomamos el cafecito de bienvenida, cenamos pronto y con bastante ropa de abrigo, montones de mantas y compartiendo cama para tener calor humanos nos fuimos a la cama sin demora, que al día siguiente nos tocaba madrugar bastante.
Día 3
A las 4.45 de la mañana, aún totalmente de noche y con una temperatura de bajo 0 seguro, nuestro guía nos despertó para que nos pusiéramos en marcha. El tercer día en el tour es relativamente breve y no se visitan muchas cosas. Rondando el amanecer, se llega a una zona de geyseres donde pequeñas fumarolas y grandes huecos humeantes liberan la presión subterránea. Un poco más adelante, nos esperaba un pequeño pozo de aguas termales a 30 grados de temperatura donde nos bañamos todo el grupo junto con otros. Aunque entrar fue fácil a pesar del frío y todos temíamos el momento de la salida, no fue tan duro como esperábamos. Nos relajamos en el calor durante casi media hora y al salir nos cambiamos tan rápido que pudimos mantener el calor. Gran experiencia.
Para finalizar, hicimos una pequeña parada en el desierto de Salvador Dalí, teóricamente llamado así por el parecido del lugar y las piedras a los cuadros del pintor (aunque nosotros no supimos verlo), y pasamos por la laguna Verde, que desgraciadamente estaba gris. Al igual que en el caso de la laguna Colorada, el color se aprecia en momentos de viento y/o cuando el sol se encuentra en una posición concreta, y nosotros no tuvimos suerte ni fuimos en el momento oportuno. Tras esta parada, llegamos a la frontera de Bolivia, donde además de sellar la salida del país en el pasaporte (sin pagar los 15Bs que pedían porque no hay que pagarlos, se lo inventan), nos despedimos del guía para pasar a un minibús que nos haría el transfer a San Pedro de Atacama, Chile, llegando allí sobre las 11 de la mañana.
Información práctica
Transporte
- Autobús Puno – La Paz: 50Bs
- Autobús La Paz – Uyuni: 100Bs
Alojamiento
- La Paz: Hostal Millenio (40Bs habitación privada con baño compartido)
- Uyuni: Hostal Maritz (40Bs habitación privada con baño compartido)
Actividades
- Tour Salar de Uyuni hasta San Pedro de Atacama: 800Bs (World White Travel)
Daniela
Hola Chicos, la verdad es que por lo que leí, suena maravilloso todo.
Con mi marido viajamos a fines de julio y queremos hacer los mismo.
Podrían ayudarme con algunos tips, por ejemplo: como es el clima en invierno, que tipo de ropa de abrigo, tipo de saco de dormir (tiene que ser uno que soporte -10° o puede ser de menos), etc.
Desde ya gracias,
Comiendonos El Mundo
Hola Daniela!
Nosotros estuvimos en el Salar a finales de mayo y ya hacía mucho frío por las noches. Durante el día el sol calienta y sólo tuvimos frío en la laguna roja porque hacía mucho viento, aunque un gorro con orejeras y guantes nos vinieron bien. Por la noche, utilizamos varias mantas para dormir que nos ofrecían en el alojamiento, y en una de las noches dormimos con mucha ropa (calcetines, jerseis…). Si tenéis saco de dormir os será útil y con las mantas y ropa de abrigo que llevéis (sobretodo calcetines de lana o algo así para dormir) yo creo que será suficiente.
¡Que tengáis muy buen viaje y disfrutad mucho en el salar, es un sitio mágico!
No dudéis en escribirnos si tenéis más dudas ?