(En este post ya faltan fotos debido a la perdida del iPhone)
Brasilia
Sin tiempo para melancolismos tras la despedida familiar, ya estábamos aterrizando en Brasilia, dónde nuestro couchsurfer Felipe nos estaba esperando.
La capital de Brasil fue construida de la nada en la década de los 60 durante el mandato de Kubitschek, ¡en tan sólo 3 años! Eso es velocidad y decisión y no lo que ocurre actualmente, que los proyectos urbanos se demoran décadas… (menos en España durante la burbuja que se construía sin pensar, claro). La idea era trasladar la capital, que en aquel entonces era Rio de Janeiro, a una zona más céntrica del país, dónde fuera más accesible para los diferentes estados brasileños. Para ello, a Oscar Nienmeyer y Lucio Costa se les hizo el mejor regalo que se les puede hacer a un arquitecto y un urbanista respectivamente: «aquí tenéis un terreno, edificar ahí una ciudad».
Su intención era diseñar una ciudad simétrica dónde fuera sencillo ubicarse y tuviera fácil acceso a los servicios. Para ello, dividieron la ciudad en dos mitades idénticas (norte y sur) separadas por la avenida de Monumentos y en ambas incluyeron las mismas zonas: hotelera, comercial, sanitaria, viviendas, etc. Cada zona está formada por supercuadras (cuadras de 500 x 500 metros) numeradas siguiendo el sistema cartesiano para facilitar el desplazamiento. En el caso de las supercuadras de domicilios, están diseñadas para albergar bloques de viviendas y siempre un espacio verde y libre de ocio, dónde cada supercuadra puede decidir qué construir, desde un templo budista a un campo de fútbol, mientras que cada 4 supercuadras siempre debe haber una escuela, un supermercado, negocios locales, bares y restaurantes. Todo esto, estaba pensado para evitar el coche y facilitar la movilidad, y aunque la idea original era muy buena, el afán del ser humano por ser mejor que el vecino y la proliferación del negocio de moda, la escuela pija y estas cosas han sumido a la ciudad en un caos circulatorio. Los ciudadanos se desplazan a otras zonas para el acceso a los servicios básicos y aunque fue diseñada para 500 mil habitantes, en la actualidad viven más de 3 millones, por lo que os lo podéis imaginar. Bueno, para más y mejor información sobre Brasilia, consultad internet porque sino no habrá tiempo para explicar nuestras vivencias ;D
Antes de empezar la visita de la ciudad, Felipe nos llevó a degustar unas deliciosas pamonhas que nos dieran fuerzas para aguantar la larga jornada de turismo. Suerte que nos llevó él con su coche por los diversos puntos turísticos (y no tan turísticos) de la ciudad, ya que el transporte público deja mucho que desear en la capital del Distruto Federal brasileño. Además, hacer la ruta turística con él nos sirvió para aprender muchísimo sobre la ciudad y sus particularidades arquitectónicas, ya que casi todos los edificios de Brasilia tienen alguna particularidad en el diseño.
El santuario de San Juan Bosco, por ejemplo, es cuadrado, sin columnas centrales y capaz de sostener una espectacular lámpara de araña de 2 toneladas. La catedral, cuenta con un pequeño pozo de agua a su alrededor para aprovechar que su vapor en verano refresque el interior. El edificio nacional del ejército también, está diseñado de tal manera que el eco de la estructura actúa como altavoz durante los meetings.
La verdad es que estas singularidades, sumadas a su oferta cultural y sus grandes espacios verdes dónde amenizar tardes y fines de semana (entre ellos, el parque urbano más grande del mundo), la hacen una ciudad muy interesante para visitar. Además, cabe mencionar que casi toda la oferta turística de Brasilia es gratuita a excepción del museo Kubitschek, un edificio dedicado al antiguo presidente, dónde se exhiben documentos sobre su trayectoria personal y presidencial, así como su mausoleo (para lo que es y su precio, no recomendamos visitarlo).
En nuestro caso, tuvimos que dividir la visita en 2 días, ya que durante la primera visita había manifestación en contra de la presidenta Dilma por sus continuos casos de corrupción con Petrobras, y no pudimos entrar a la catedral ni al congreso, por lo que los visitamos 4 días más tarde. El despliegue policial en la capital fue de película y tras observar durante un rato su exhibición de gallitos, nos retiramos a tomar unos jugos y a relamernos con pan de macaixera con carne de sol y nata. Antes de acabar el día, una parada en el museo de arte para disfrutar de unas exposiciones y reventados nos retiramos para casa.
Chapada dos Veadeiros
Al día siguiente nos fuimos a la Chapada dos Veadeiros, una fantástica zona montañosa al norte de Brasilia famosa por sus cascadas. El acceso al parque se puede realizar desde varios pueblos y nosotros escogimos Sao Jorge, ya que era la que más se adecuaba a nuestro itinerario, aunque está algo incomunicado. De hecho, para regresar a Brasilia 4 días más tarde, nos aventuramos a hacer dedo los 220 kms que nos separaban sin saber si llegaríamos a tiempo al aeropuerto para coger el avión a Cuiabá. El elevado coste del taxi y los malos horarios del bus, no nos dejaron otra alternativa. Por suerte, el karma estaba de nuestro lado y entre las dos personas que nos recogieron, llegamos a Brasilia con tiempo suficiente para visitar la catedral y el congreso, por lo que podemos decir ¡que salió todo redondo!
Mirante da Janela
Es la imagen estrella de la Chapada. Desde el alto de un cerro, se divisan los dos saltos de agua más altos del parque; los del río Negro. Es sin duda, lo más recomendable de la Chapada; las vistas son espectaculares. Nosotros realizamos el recorrido con Maarten, un chico holandés que conocimos en el bus el día anterior y que sin saberlo iba a ser nuestro compañero de viaje durante nuestra estancia en Mato Grosso. Para llegar ahí, hay que seguir el sendero que va al parque nacional y seguir la indicación de Mirante. Una vez tomado ese sendero, continuar siempre recto hasta que se llegue a una placita dónde empieza la señalización del camino. Tras pagar la entrada y pasar la Cascada del Abismo, seguir 3 kms hasta llegar al mirador.
Vale da Lua
Se nos hizo difícil llegar a este valle, no por la dureza del camino, sino porque el primer día nos perdimos varias veces y no conseguimos llegar a ella. El motivo fue que con tal de no pagar guía, transporte o caminar los 10 kms del camino oficial, seguimos los consejos de la dueña de la posada que nos indicó un camino por el medio del bosque, pero tras varios intentos fallidos desistimos con la promesa de volverlo a intentar al día siguiente. Ésta vez, la mujer nos dibujó un mapa que nos facilitó el camino y nos permitió llegar en poco más de media hora por lo que es recomendable preguntar a los locales por este recorrido, ya que ahorra tiempo y dinero.
Una vez dentro, este magnífico valle atravesado por un río con piedras enormes de extrema belleza es un paseo tranquilo y con un itinerario fijo que permite hacer varias paradas para pegarse un chapuzón. El cañón por donde pasa el río moldea las grises piedras por la fuerza que lleva, pero después cae en pequeñas piscinas naturales donde el baño es muy agradable pese al frío agua.
Cachoeira do Sol
Tras el Vale de Lua, caminamos los 4 kms que lo separan de la carretera principal e hicimos dedo hasta la entrada a esta cascada. El recorrido dura una hora y media y además de la Cascada do Sol, se puede ver otra cascada antes, y varias piscinas naturales después. Es un lugar bonito para bañarse, pero empezó a llover a mares, así que tuvimos que irnos antes de tiempo sin poder aprovecharlo del todo.
PN Chapada dos Veadeiros
Dentro del parque existen dos recorridos de 10 kms: uno permite visitar principalmente cañones, mientras que el otro se centra más en los saltos de agua. Nuestra idea inicial era realizar ambos, así que empezamos por el de los saltos. Caminamos por un bonito paseo bien señalizado y sin demasiada dificultad que nos llevó a las dos cascadas que habíamos visto desde el Mirante de Janela, de 110m y 80m. Sin embargo, el camino de vuelta para emprender el segundo recorrido se complico un poco: empezó a llover de manera bastante fuerte y nos empapamos de arriba abajo. Cuando regresamos al comienzo de otro recorrido estábamos tan mojados que decidimos retirarnos.
Información práctica
Transporte
- Avión Salvador – Brasilia: Con Avianca conseguimos muy buen precio por el vuelo (R$160)
- Trayecto Brasilia – São Jorge
- Autobús Brasilia – Alto Paraiso: R$44
- Alto Paraíso – São Jorge: No hay transporte público y aunque los hay, no abundan los taxis, por lo que muchísima gente hace dedo desde la rotonda principal.
- Trayecto São Jorge – Brasilia
- Se puede hacer lo mismo que para llegar, pero a nosotros el horario de autobús no nos venía nada bien, así que conseguimos hacer dedo prácticamente hasta la capital
Alojamiento
- Brasilia: Couchsurfing
- São Jorge: Pousada Flor do Cerrado (R$65 habitación privada con baño y desayuno incluido)
Actividades
- Brasilia
- Museo Kubitschek: R$10
- Chapada dos Veadeiros
- Mirante da Janela: R$10
- Vale da Lua: R$15
- Cachoeira do Sol: R$15
Bego Arregi
Kaixo pareja ,argazkiak oso politak dira , primeran pasatzen ari zarete ezda ? eta frateletan dauden janariak zer esanik ez,ardoa ere gustokoa ezda? argentinarra , ardo onak daude bai orixe.
Bueno bikote muxu bat eta ondo jarraitu .
Amaia,ez nau asko engantxatzen holako teknologiak bain noiz beinka sartzen naiz.
Comiendonos El Mundo
Kaixo Bego!!
Ze ondo zure berri eukitzia! Ba oso ondo gabitz bai, ta ezin kejau ez janari ez edarixengatik. Momentuz argentinarrak baino, ardo bolibianuak ta peruanuak probau ditxugu, baina helduko gare Txile ta Argentinara be 😀
Zu lasai teknologia asuntuengatik, ahal dozunian zeoze esan, ta gu pozik…
Ondo segi zuk be ta patxo haundi bat!