Los estados de Maranhão y Piauí (días 170-173)

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São Luís

Con el autobús de noche salimos de Belem para llegar de buena mañana a São Luis. Allí íbamos a pasar sólo un día, suficiente para dar una vuelta por el centro histórico. La capital del estado de Maranhão conserva varias casas con azulejos de estilo portugués que no habíamos visto hasta entonces y nos gustaron mucho. De todas maneras, nos llamó bastante la atención lo abandonadas que estaban muchas partes del casco, tanto casas como calles y aceras, ya que suponían un gran contraste con otras casas y zonas restauradas con mucho gusto.

 

También tuvimos ocasión de visitar el «Palácio dos Leões». La parte a visitar no es muy grande, pero la visita es guiada y gratuita, por lo que estuvo bien. Enseñan jarrones de decoración, cuadros, lamparas y muebles, pero en lo que más nos fijamos fue en la piscina que tiene el governador de Maranhão en su jardincito. Una lástima que no se pudieran sacar fotos mas que en la recepción, donde nos hicieron poner hasta unos patucos de papel para no manchar el suelo.

 

Al día siguiente íbamos a los Lençois Maranhenses y eso suponía despertarse muy pronto (a las 2am), por lo que con un fuerte desayuno aguantamos prácticamente todo el día y buscamos algo para cenar muy pronto. En una de las plazas cerca del hostal donde estábamos alojados encontramos un puesto de comida abarrotado de gente y nos pareció el sitio perfecto. Un hombre estaba preparando «beijú», que era un estilo de crep hecho con harina de mandioca rellena de lo que quisieras de entre jamón, queso, carne do sol, pollo, catupiry (una salsa de queso que nos gustó mucho) y un montón de cosas más. Estaban muy buenos y repetimos. Aunque pensábamos que era una cosa más a añadir en nuestra lista de descubrimientos de comida, resulta que es otro nombre que le dan a las tapiocas, así que nada…

 

Lençois Maranhenses

El parque de los Lençois Maranhenses es un lugar increíble donde se puede encontrar una gran extensión de dunas de arena blanca. En la época lluvia, se van formando pequeños lagos de agua azul-turquesa, totalmente transparentes, que crean un paisaje espectacular. Lamentablemente, nosotros coincidimos con la época de comienzo de lluvias, por lo que casi todos los lagos estaban secos. Aún así era maravilloso, con lo que no nos queremos ni imaginar como sería con los lagos.

Para acceder al parque, los principales pueblos donde alojarse y contratar los tour son Santo Amaro (más al norte), Barreirinhas (a media altura) y Atins (en la parte sur). Nuestra idea era alojarnos en Santo Amaro, menos turístico y algo más barato que Barreirinhas, pero también peor comunicado. Por eso, el día antes contratamos una furgoneta, Denilson Viagens (+55 85 991488904) que nos recogería a las 2am en nuestra posada de São Luis y nos llevaría a Sangue (4 horas y 40 reales/pers), donde nos recogería un 4×4 para llevarnos hasta Santo Amaro (2 horas y 20 reales/pers). Todo salió perfecto y para las 9 de la mañana ya estábamos instalados (tras regatear precios) en un hostal que nos habían recomendado, el de Marinaldo.

Nosotros en un inicio estábamos interesados en hacer una caminata que iba desde Santo Amaro hasta Atins por las dunas; 80km de recorrido repartidos en 3 días evitando las horas puntas de sol y durmiendo en pequeños redarios o casas particulares. Sin embargo, preguntando al propio Marinaldo, que organiza excursiones por las dunas, nuestro interés se iba desvaneciendo: apenas había lagos, por lo que prácticamente era pasear todo el tiempo únicamente por dunas; no ofrecían ninguna opción para transportarnos las mochilas a Atins, así que tendríamos que cargarlas nosotros durante todo el recorrido, o bien volver a Santo Amaro a recogerlas; y como era temporada baja y su táctica es «quiero ganar lo mismo que en temporada alta», los precios estaban disparados. Por lo que descartamos la idea y pasamos a los tour de día o medio día.

No había nadie más en el hostal con los que compartir el tour, que se pagan por grupo, pero tuvimos la suerte de que dos chicas, una alemana y una brasileña con orígenes alemanes que coincidieron con nosotros en el transporte de São Luis, se encontraron en la misma situación y contactaron con nuestra posada para ver si estaríamos interesados en hacer algo los 4 juntos. La respuesta era obvia, así que entre los 4 organizamos y pactamos las salidas: visita de tarde a la Lagoa de las Cabras (donde se encuentra una de las dunas más altas de la zona) y la Lagoa Muruçí, que tenía algo de agua (R$200); y paseo mañanero a Betania, un recorrido de 4.5km por las dunas de al lado del río (R$250).

 

Ambas excursiones nos gustaron mucho, especialmente el paseo mañanero. Aunque el cielo estaba más bien encapotado, las dunas se veían preciosas y el contraste con el río y algo de vegetación nos enamoró. Además, caminar por las dunas era bastante fácil porque bajo una fina capa de arena seca, había una de arena mojada más dura. La excursión de la tarde también fue amena: recorrer las dunas en 4×4, subirnos a las más altas a pie, sacarnos fotos de todas las maneras posibles…

 

Nuestro siguiente destino era Parnaíba, pero llegar allí parece que iba a ser más complicado de lo que esperábamos. Una opción era volver a São Luis y coger el autobús de las 8, que viajando de noche amaneceríamos en el destino al día siguiente. La otra, más directa en recorrido, pero más complicada en ejecución, era ira a Barreirinhas, pasar la noche allí, a la mañana siguiente coger un 4×4 para Paulinho Neves, de allí otro a Tutoia y finalmente un autobús a Parnaíba; y todo en domingo, con obviamente los mínimos autobuses.

Al principio elegimos la primera opción, por lo que a través de la posada gestionamos transporte hasta Sangue (que teóricamente era el último que salía), confiando que allí habría alguien para ir a São Luis. Y efectivamente había alguien, pero estaba esperando a otros, que a través de Denilson habían contratado transporte hasta la ciudad (y como no, estaba lleno). Por lo que, si alguna vez queréis ir de Santo Amaro a São Luis, aseguraos que contratáis todo el transporte con este hombre.

Más colgados que un chorizo en la parada de Sangue lloviendo a mares, cambiamos de plan y conseguimos parar una furgoneta que nos llevara a Barreirinhas. Encontramos alojamiento allí y después de cenar una sabrosa hamburguesa nos fuimos a descansar. Al día siguiente a primera hora (8 am) salía el 4×4 hacia Paulinho Neves. Habíamos leído que era un recorrido muy bonito por las dunas, pero a nosotros no nos lo pareció. La primera hora se viaja entre vegetación por una pista de tierra y la segunda sí que va por las dunas, pero ni punto de comparación con lo que ya habíamos visto. Al llegar, los del 4×4 nos habían conseguido un taxi, junto con otras dos chicas francesas que nos llevaría directos a Parnaíba. Al principio declinamos la oferta, porque era más cara que la otra opción, pero pronto constatamos que no había otra opción; al ser domingo no había bus a Tutoia. Y así, con el taxi llegamos hasta Parnaíba.

 

Nuestro breve paso por Parnaíba

El objetivo de ir a Parnaíba era visitar el delta al día siguiente, un paisaje al parecer muy bonito que nos recomendaron varias personas. Habíamos leído que entre otras ofertas de barcos privados, había una excursión con precios bastante asequibles donde incluían desayuno, transporte hasta el punto de salida, recorrido en barco, mariscada y vuelta a Parnaíba. Cuando llegamos, todas las «agencias» estaban cerradas, así que buscamos alojamiento (un hostal muy guay) y nos fuimos a comer con las francesas.

Después de una siestita y descansar, abrieron las agencias para darnos la mala noticia de que como era post-carnaval y prácticamente no había gente, lo único que podríamos conseguir eran los barcos privados, obviamente carísimos con la mitad de lo que incluía lo otro. Con este cambio de planes nos entró el dilema de si quedarnos a dormir o marcharnos directamente a Fortaleza, y tras unos momentos dubitativos, recogimos nuestros bártulos, le dimos las gracias al chico del hostal y (sin pagar nada) nos fuimos para la estación de autobuses.

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