Roadtrip: Ruta 66 y Los Angeles – Parte 2 (días 44-47)

publicado en: Estados Unidos | 1

Ruta 66 (Arizona)

Amanecimos en Flagstaff, uno de los pueblos insignia de la Ruta 66. Nuestro último día de roadtrip no tenía ningún parque ni lugar planificado a visitar, simplemente llegar hasta Los Ángeles, por lo que decidimos hacer parte por la carretera original de la Ruta 66: desde Seligman hasta Kingman.

Según la Lonely Planet, teníamos que pasar por varios pueblos que tenían un café, una gasolinera o un motel mítico de la época dorada de esta carretera, pero en la mayoría de los casos ya ni siquiera existía ese pueblo o estaba prácticamente abandonado. Seligman y Kingman fueron los dos únicos que tenían algo de vida, aunque se les veía un poco de capa caída. Me hizo mucha gracia, porque de repente vi muy real la película «Cars», aunque a su vez tuvo que ser muy triste para los habitantes ver como pueblos de mucha vida, iban apagándose poco a poco.

 

Conclusiones y datos curiosos del roadtrip

  • El roadtrip en números

Roadtrip números

 

  • Queríamos ver muchas cosas pero no queríamos que se nos alargara demasiado el viaje, así que lo hicimos todo muy rápido. Demasiado rápido. Las distancias son muy largas y conducir a la mañana y a la noche para avanzar más es muy cansado. Nuestra recomendación es conducir sólo una vez al día y visitar sólo un parque, para realmente disfrutar de toda la ruta.
  • Los parques nacionales han sido la gran sorpresa para nosotros. Conociamos su fama y lo contentos que todo el mundo volvía de ellos, pero aún así fue una sorpresa. Lo diferentes que son entre ellos y la variedad que ofrecen, nos dejó enamorados. Desde luego, Nueva York es una ciudad espectacular, pero la joya de Estados Unidos son sus parques.
  • En la carretera nos llamó la atención la cantidad de animales muertos y, sobre todo, neumáticos que nos encontrábamos en el asfalto. De acuerdo que se conduce mucho y que hay mucha carretera por mantener, pero ¿alguien sabe a que puede deberse? Porque de verdad que era exagerado.
  • El precio de la gasolina es una cosa a tener muy en cuenta. Durante todo el viaje, el precio más alto que vimos del galón fue $5.95 y el más bajo $2.84, ¿bonita la diferencia, eh? Incluso en el mismo pueblo (Kingman), gasolineras que están en la misma manzana variaban de ¡$2.84 a $3.37 el galón!
  • Como curiosidades de cómo se conduce:
    • A pesar de tener el semáforo en rojo, se puede girar a la derecha a menos que se indique lo contrario.
    • Las incorporaciones a las carreteras no tienen ceda; el que se incorpora entrará sí o sí, por lo que el que está ya en la vía es el que le tiene que hacer hueco.
    • Se puede adelantar tanto por la izquierda como por la derecha.
    • Los camiones conducen exageradamente rápido.
  • ¡Los moteles de carretera existen y son iguales que en las películas! Uno de los días nos tocó un loco de recepcionista: iba descalzo y con un tipo de camisón (incluso cuando salió a la calle), tenía los pelos al estilo Krusty el Payaso y estaba totalmente ido. ¡Menudo trabajo teníamos en entenderlo!
Motel Roadtrip
Estuvimos en los típicos moteles de uno o dos pisos que siempre salen en las películas.

 

Los Ángeles – Parte 2

Una vez en Los Ángeles volvíamos a estar bajo el techo de Unai. Íbamos a estar allí 3 días antes de volver a echarnos a la carretera y queríamos ver todo lo que habíamos dejado pendiente la vez anterior. Y una de ellas fue poder llegar al Observatorio Griffith, sin enormes colas que fueran al Teatro Griego (y menos mal que lo comprobamos en Internet, porque íbamos a volver a coincidir con otro concierto, esta vez el de Laura Pausini). Y desde luego que las vistas desde allí merecían la pena. Se puede ver de manera clara (y pequeña) el cartel de Hollywood y a su vez toda la ciudad a tus pies, con una pequeña neblina de contaminación. Entrar al observatorio es gratis, por lo que nos dimos una vuelta, pero tenían cerrados los telescopios, por lo que tampoco pudimos hacer gran cosas allí: disfrutar del atardecer mientras nos comíamos un helado.

 

Para respirar el dinero de la ciudad, dimos una vuelta en coche por Malibú, donde vimos las famosas casas a pie de playa y otras en la colina. Nosotros no lo sabíamos, pero hay una universidad también en el parque de Malibú, Pepperdine University, donde los estudiantes no van precisamente en Ford Focus a estudiar. También recorrimos Rodeo Drive, Beverly Hills y Bel Air para ver tiendas y enormes mansiones, entre las cuales encontramos el que fuera una de las casas de Elvis. Y como estábamos por la zona, nos acercamos a UCLA (University California Los Angeles), donde Unai nos hizo un poco de tour por el campus.

 

Y aunque sea pequeño y no demasiado importante, Los Ángeles también tiene downtown. Unas cuantas torres de oficinas y un pedazo de ayuntamiento; una estación al estilo colonial y la primera calle que inicio la ciudad (Olvera Street); una modernísima catedral de Moneo y la «Walt Disney Concert Hall» de Frank Gehry. Moderno y antiguo se fusionan en este distrito.

 

Y por supuesto, no podía faltar el Staples Center, donde los famosos Lakers comparten cancha con los Clippers. Nico tenía ganas de ver un partido de la NBA, aunque fuera de pre-temporada y como coincidió que ese día jugaban los Clippers… ¡que mejor ocasión! Hubiera preferido ver a los Lakers, que aunque últimamente lo están haciendo peor, son los míticos; pero las entradas eran más caras y las fechas no nos iban bien. El partido no fue nada del otro mundo (aunque los Clippers ganaron), pero el espectáculo que montan mereció la pena. Por un lado, estaban las animadoras que salieron varias veces a bailar y lanzar merchandising al público en los tiempos muertos. Por otro lado, en la media parte pudimos ver un espectáculo de acrobacia y contorsionismo. Pero lo mejor era el show que montaba el público por salir en las pantallas del estadio; cada tiempo muerto el público se levantaba y se ponía locamente a bailar o hacer el tonto, desesperados por que las cámaras les apuntaran a ellos, y al acabarse el tiempo, se volvían a sentar decepcionados si no habían conseguido aparecer. Desde luego estaban más pendientes de eso que el partido en sí. También nos llamó la atención cómo estas pantallas «animan» a la gente a aplaudir, gritar, celebrar o sacar ruido, ya que al parecer sino, el estadio estaría totalmente callado.

 

Por último, tenemos que agradecer a Unai la colaboración gastronómica que hizo también. En nuestra primera estancia, nos llevó a un restaurante coreano para que degustáramos el «Korean BBQ», no se si lo recordáis. Esta vez, uno de los días llevamos comida vietnamita para cenar en casa y otro unas hamburguesas auténticas americanas. Además, Nico y yo también tuvimos la ocasión de comer en un mexicano en la calle Olvera donde nos prepararon el guacamole en nuestra propia mesa. Todo estaba exquisito y corroboramos el hecho de que en Los Ángeles se puede comer comida de todas las nacionalidades del mundo. Eskerrik asko Unai gurekin pasatako denboragatik!

 

  1. The Cooking Lab

    Vale, ya me he puesto al día del viaje 😉 Como se nota que es lunes… por que me he leído todos los posts que habéis actualizau la última semana.
    Que guay se ve la ruta en coche y todos los parques naturales que habéis pasau! Que envidia! Oso oso ondo jarraitxu pareja!!! :*

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