Ver dos parques nacionales en un día, es una cosa que después de hacerlo varias veces no lo recomendamos. Por muy pequeños que sean, como estos que no son muy grandes, todos tienen algún que otro recorrido interesante para hacer, varios puntos de interés a los que se puede llegar en coche… Además, como las distancias son tan largas, a menos que amanezcas ya cerca del primer parque y te alojes muy cerca del segundo, la conducción se puede hacer muy pesada, como lo fue para nosotros.
Nuestro plan del día era amanecer bien pronto en Las Vegas, conducir hasta Zion National Park (2h 30min), después hasta Bryce Canyon (1h 30min) y al final llegar, sin que se hiciera tarde a Salt Lake City (4h), donde nuestro amigo Weston nos estaba esperando. Un día que aunque sería agotador nos daría una grata sorpresa.
Zion National Park (Utah)
Es pequeño y limita el tráfico de gran parte del parque únicamente a autobuses lanzadera, que lo van recorriendo permitiendo a lo usuarios que bajen y suban cuando quieran. Nosotros sólo teníamos una mañana apara descubrir sus bellezas, así que nos recomendaron dejar esa parte y dirigirnos directamente a un pequeño trail que nos ofrecería unas vistas espectaculares. Lo bonito de Zion (de lo que nosotros vimos, ya que reconocemos que nos quedó buena parte sin ver) son los colores de sus rocas, los valles y las vistas. Podéis juzgarlo por vosotros mismos.
Dixie National Forest – Red Canyon (Utah)
Entre medio de los dos parques nacionales nos encontramos el Red Canyon, que sería un preludio de lo que nos encontraríamos en Bryce. Rocas de un color rojo tan intenso, que no nos lo podíamos creer… Prometemos que no les hemos aplicado ningún filtro a las fotos.
Bryce National Park (Utah)
Cuando llegamos a Bryce, no teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar. Llegamos al centro de visitantes preguntando por todos los puntos de interés que salían en el mapa, creyendo que cada uno nos ofrecería algo diferente, pero el ranger parecía estar obsesionado con que al tener tan poco tiempo vieramos solo y obligatoriamente una de las partes: el anfiteatro. Por lo que nos fuimos de cabeza allí y nos encantó lo primero que vimos.
Rocas de arena roja intercalada con espacios blancos y con árboles esparcidos por todas partes, era un espectáculo fascinante de la naturaleza. Sin embargo, aquello no era más que la punta del iceberg, ya que tras caminar un poco más, encontramos la parte más hermosa del anfiteatro: agujas de diferentes tamaños y colores llenaban un vasto espacio que pudimos recorrer para verlo desde los diferente ángulos. Desde luego, uno de los paisajes más bonitos que hemos visto hasta ahora.
Salt Lake City (Utah)
En Salt Lake City, Weston nos estaba esperando en casa de su abuela, donde vive él y quien amablemente había accedido a acogernos. Él viene de familia de granjeros y nos preparó una exquisita cena con alimentos de la huerta, como tomates o «squash» (un tipo de calabaza). Cenamos en alegre conversación con su novia y su abuela, y nos retiramos pronto a descansar. Al día siguiente, un sabroso desayuno a base de gofres hechos con masa de pancake nos estaba esperando. A Weston le gusta la cocina y a nosotros nos encantó que nos cocinara. Me hizo mucha ilusión verlo después de tantos años y estamos muy agradecidos por todo lo que él y su familia nos ofrecieron. Thanks for everything West! It was great to see you!!
Y es que, además nos hizo un pequeño tour por el centro de la ciudad. Salt Lake City es conocida por ser la capital de los mormones, su Vaticano. Paseamos por el parque donde se encuentra la iglesia, donde estaban celebrando una boda y que está al lado de las «oficinas centrales». La iglesia no se puede visitar por dentro, aunque dimos una vuelta por un pequeño museo que hay junto a él donde se muestra cómo es y sus características. Paseamos un poco más por la zona y nos fuimos hacia el coche, preparados para nuestro siguiente destino, Yellowstone National Park.
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