Un día más tocaba madrugar. Habíamos reservado coche a las 8h en el centro de LA y había que prepararse y gestionar la reserva del tren de Seattle a Vancouver. Como podéis imaginar, en un país en el que el servicio al consumidor es deficiente, nos llevó lo suyo gestionarlo y llegamos tarde a Budget, pero bueno, como eran 3 horas de ruta, una ridiculez después del roadtrip, no perdimos el entusiasmo mañanero.
La primera parada del día serían el Sequoia National Park y el Kings National Park, dónde se encuentran los dos árboles más grandes del mundo, el General Sherman y el General Grant. Cabe destacar, que hay especies de árboles más altos y más anchos, pero ninguno con mayor volumen de madera en el tronco. Comentar adicionalmente, para aquellos amantes de la naturaleza, estudiantes forestales o simplemente aspirantes a sabelotodo, que las sequoias son un tipo de árbol que se beneficia del fuego para reproducirse y por ello en el parque se programan incendios controlados periódicamente. Lo que ocurre es que debido al gran grosor de su corteza, el fuego únicamente lo daña por el exterior, sin verse afectado el tronco interior y permitiendo así la expansión del mismo (¡venga freak de las sequoias!). De hecho, en el parque se indica que la única causa de muerte de estos árboles, es la caída por su propio peso.
Después de fotografiarnos con los generales y admirar las vistas de montañas y bosques de sequoias, nos dirigimos a Fresno, ciudad dónde habita una comunidad bastante importante de origen vasco y dónde nos esperaba nuestro couchsurfer Steve. Tras unas malas interpretaciones en las direcciones, llegamos finalmente a destino, aunque por un momento dudamos de ello, ya que Steve, como buen bromista, nos hizo creer que estábamos equivocados. Después de las risas e instalarnos en nuestra habitación, pasamos a la cocina dónde Álex, amigo de Steve, estaba acabando de preparar la cena, ¡y menuda cena! Nos esperaban tres días de sandwiches de jamón y queso y cuando vimos esa ternera horneada con salsa BBQ, los pimientos rellenos… ¡no podíamos más que relamernos! Además, lo acompañamos todo con una cata de cervezas locales… ¡estábamos en el paraíso! La velada transcurrió de forma muy amena, comentando experiencias couchsurfing, viajes, debatiendo sobre costumbres americanas y el proceso catalán y como no, con la explicación de los orígenes vascos de Steve (de ahí la especial ilusión que tenía Amaia porque nos acogiera) y de los diferentes acontecimientos culturales vascos que se celebraban en la ciudad. Tras unos consejos sobre Yosemite, conocer a la agradable mujer y encantadora hija de Steve y vaciar un par de cervezas más, nos fuimos a descansar. Una cama 2×2 iba a ser la encargada de velar por nuestros sueños, ¡que más podíamos pedir!
Toc, toc! El desayuno está preparado… ¿era un sueño? Imposible, recién duchado aún soy persona y distingo entre fantasía y realidad. Era Steve informando que unas waffles y café nos estaban esperando… gloria bendita para tomar fuerzas y empezar el día motivados… ¡GOD BLESS STEVE!
Coche en mano tocaba poner gasolina, comprar ingredientes para preparar sandwiches de jamón y queso y darle gas hasta Yosemite. La primera parada era el Glacier Point, dónde se observan las formaciones rocosas creadas tras las épocas glaciales y el impacto de los factores naturales durante muchos años. Estas montañas rodean el valle de Yosemite, nuestra siguiente parada que exploraríamos con un par de rutas de senderismo. Decir tiene que aunque la belleza del parque es innegable, no queremos ni imaginar como debe ser en épocas donde rebose de agua, que los lagos no estén secos y las cascadas formen parte del paisaje del valle. Indicaros que desde hace tres años California está immerso en un periodo de sequía y llueve muy ocasionalmente.
Aunque el cansancio empezaba a aflorar, nos habíamos propuesto realizar dos rutas de senderismo y ¡a darlo todo se había dicho! La primera se trataba de una excursión para subir a una de las cascadas y de paso fortalecer los glúteos ya que ¡no veas como subía!
La segunda consistía en pasear por el Mirror Lake («Lago Espejo»), actualmente seco como he mencionado antes, y por lo tanto sin creac ese efecto espejo que le da nombre. Durante este paseo, aprovechamos para repasar euskera (ya sé contar hasta el 9.876.543.210! Bederatzi mila zortzirehun eta hirurogehi ‘ta hamasei milloi bostehun eta berrogeitahiru mila berrehun eta hamar 😉 ) y conversar con un grupo de personas mayores, entre los cuáles se encontraba «random freak escalada» (recuerden su nombre), que nos dejó sus vinóculos para observar como escaladores hacían cima en las escarpadas montañas. Y es que Yosemite es conocida por la multitud de cimas que son objetivo de escaladores. Algunas de ellas de tal dureza, que son necesarios tres días para ascenderlas.
A la vuelta del sendero, mientras repasábamos las partes del cuerpo humano en euskera, lo mejor estaba por pasar. Paralelo a nosotros había una mamá oso con su cría que se alejaba bosque a través. Instantáneas tomadas, pero en ellas no se veía nada porque Amaia aún no controla relación tiempo-apertura luz de la cámara y porque estábamos pendientes de que «random freak escalada», que caminaba 20 metros por detrás, también pudiera verlos. Y entre una cosa y otra, se escaparon. No pasaba nada, llamar a «random freak escalada» había sido lo mejor que habíamos hecho. Este señor era un viejo escalador retirado que vivía 6 meses en Yosemite y otros 6 haciendo trekkings en el sudeste asiático, vamos el p**o amo, que nos explicaría cómo funcionan las trampas para osos y nos permitiría ver a varios escaladores más con sus prismáticos mientras nos explicaba técnicas y curiosidades sobre este deporte. ¡Es lo que tiene haber escalado todas las montañas de Yosemite! Se lo conocía todo. Lo más sorprendente fue cuando en uno de los vistazos, pudimos disfrutar de como un grupo de escaladores pasaba de una roca a la cima caminando sobre la cuerda que habían colocado. ¡Sí! Caminando como si fueran funanbulistas ¡en una montaña de 2000 metros! De hecho, en un momento uno de ellos se cayó y tuvo que pasarla al estilo tradicional, cogido a la cuerda de espaldas al suelo y avanzando con pies y manos. No hay palabras para describirlo, impresionante experiencia.
Conduciendo al hostal, respiraba felicidad. La combinación entre la emoción del día, el aprendizaje de euskera y la escucha de una mujer y sus historias con las 50 sombras de Grey, ¡me hacían presagiar que acabaría el día por todo lo alto! ¡Y así fué! Aquí me tenéis a las 24h escribiendo mi primer post. ¡Súper! ;P
Después de pasar una noche más que fresca dentro de la tienda que nos daba cobijo (desgraciadamente, se nos olvidó sacar foto), más carretera y a Sacramento. Nos esperaban 15 horas de bus hasta llegar a nuestro siguiente destino: Portland.
Espero que hayáis disfrutado de mi primer post y en función de la ocupación de mi redactora, es posible que os sorprenda con alguno más. ¡Hasta la siguiente aventura!
Mafalda
Jolin que guay!!! Pue sí que habéis cogido tiempo para escribir eh!!! Ya me he puesto al día. Desde luego, tenéis, de momento, para escribir un libro. No os digo nada, al final de la aventura…..todo un Best Seller. Ondo segi.
Comiendonos El Mundo
Hemos estado descansando en el Pacífico mexicano y hemos aprovechado para sol, playa y posts! Os debemos ponernos al día con la aventura!! Patxoo