Chiapas (días 75-78)

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San Cristobal de las Casas

Ciudad colonial por excelencia, San Cristobal de las Casas se encuentra en el corazón de Chiapas. Llegamos allí tras una noche de autobús y lo utilizamos como campamento base para visitar la zona. Habíamos hecho una reserva que resultó perfecta: Hostal Erni. Por 185 pesos (unos 11€) teníamos habitación privada con baño compartido y desayuno incluido. ¡Y qué desayuno! Todos los días tuvimos papaya cortada en trozos, café y un plato que variaba: el primer día fue revuelto de papas y el segundo dos tamales. Además, pudimos negociar uno de los tours con el del hostal y nos salió 50 pesos más barato a cada uno. Desde luego que lo recomendamos.

 

El pueblo de San Cristobal es bonito por su colorido y ambiente. Tiene 2 iglesias en pequeñas colinas y varias más en el pueblo, una animada calle semi-peatonal llena de bares y muchos restaurantes con patios interiores y terrazas. Sin embargo, su punto flaco es el tiempo. Se encuentra a 3000 metros de altura por lo que el aire suele ser fresco y el tiempo puede cambiar radicalmente de un momento a otro como nos pasó a nosotros: de un magnífico día a una fuerte tormenta que inundó todas las calles.

 

Cañón del Sumidero

A aproximadamente 1 hora de distancia se encuentra Chiapa de Corzo, capital original del estado. Este pequeño pueblo es el inicio del Cañón del Sumidero, el cañón que recorre el río Grijalva. Con un barco recorrimos todo el cañón, desde el pueblo hasta una presa y pudimos ver además de la naturaleza en estado puro monos y… ¡cocodrilos! El animal favorito de Nico. Sólo por eso, ya valió la pena ir, pero la verdad es que es un recorrido bonito y entretenido. Además conocimos a una pareja muy simpática brasileña a la que esperamos volver a ver en Sao Paulo 😀

 

El recorrido lo contratamos con una agencia de tours, ya que el coste de ir por nuestra cuenta era más elevado que el del tour (que nos costó 250 pesos/pers). El tour incluía también un rato en Chiapa de Corzo, que no tiene mas que una iglesia, un monumento al que llaman «La Corona» y una ceiba antigua, el árbol sagrado de los mayas. Sin embargo, nosotros aprovechamos para probar algo nuevo: el pozol. Realmente, lo pedimos pensando que era pozole, una sopa típica mexicana que nos habían recomendado, pero resulto ser otra cosa totalmente diferente típica del pueblo. El pozol es un jugo que se sirve frío, hecho a base de maíz y cacao y que aunque tenía un gusto raro, no estaba malo. Además, la manera de servirlo nos pareció cuanto menos diferente.

 

San Juan Chamula

A tan sólo media hora de San Cristobal y con colectivos que salen en cuanto se llenen, se encuentra este pequeño pueblo de indígenas que tienen su cultura y tradiciones muy arraigadas. La visita obligada es la iglesia, donde hay que pagar por entrar y las fotografías están estrictamente prohibidas.

Al entrar, olor a cera y velas, y también a incienso. La iglesia no tiene asientos ni columnas, es un único espacio rectangular con un pequeño saliente en la punta. A los lados, un montón de figuras de diferentes santos; en el techo, unas anchas cintas caen del centro hacia los laterales; y en el suelo, agujas de pino esparcido lo cubren casi entero. Sin embargo, en pequeños espacios vacíos, 4 o 5 personas sentadas en el suelo miran varias hileras de velas encendidas y pegadas al suelo. No sabemos si estaban bendiciendo, limpiando el alma, pidiendo algo o había un poco de todo, pero los rituales incluían: rezos y movimientos alrededor de las velas y las personas; poch (un tipo de aguardiente local) y refrescos como la Coca-Cola; y ¡el sacrificio de una o varias gallinas! Allí mismo, in situ. Es muy curioso de ver toda la ceremonia y el entorno, y desde luego merece la pena.

Cascadas de Agua Azul – Misol-ha – Ruinas de Palenque

El otro tour que cogimos (que nos salió a 300 pesos gracias al descuento del hostal), nos servía además para visitar varios puntos de interés, para avanzar en nuestro viaje. El autobús directo a Palenque costaba ya 200 pesos, por lo que por 100 pesos más pudimos ver todo lo interesante del camino. Desgraciadamente, el tiempo no acompañó y la lluvia de ese día y los días anteriores empañaron la visita a las cascadas y a Misol-ha, que significa literalmente «salto de agua». Lo que debían ser aguas azules/turquesas, resultaron ser color cafe con leche, como si fuera la riada de unas inundaciones, por lo que el espectacular paisaje no lo fue tanto.

 

Sin embargo, al llegar a las ruinas de Palenque, la lluvia nos concedió una pequeña tregua. Recorrimos las pirámides y palacios que están rodeados de bosque en unas 3 horas. Nos gustaron más que las de Teotihuacan, suponemos que por estar rodeado de árboles y vegetación, que le da un toque más místico a todo.

 

Y cuando finalmente el autobús nos dejó en la estación de Palenque, nos quedaban «sólo» 7 horas para coger nuestro siguiente autobús con destino Mérida (Yucatán). Cenamos algo y mientras hacíamos tiempo viendo como otros mochileros iban llegando a la estación, una mujer mexicana nos preguntó que a donde íbamos y así empezamos una amena conversación con ella. Ella era de un pequeño pueblo de Chiapas cuyo río hace de frontera con Guatemala. Nos contó que tenía 7 hijos: 2 hijas vivían en EEUU (allí estaba también su nieta mayor de 21 años que acababa de ser madre), una en Chetumal (que era a la que iba a visitar), habían matado a uno de sus hijos en Palenque hacía años (era taxista y un día simplemente apareció muerto en su coche) y el resto vivían cerca suyo. Después nos tocó el turno a nosotros. Nos preguntó de donde éramos y que hacíamos por allí. ¿Barcelona? ¿España? ¿Europa? Nada le sonaba, por lo que tras decirle que estaba «muy lejos después del océano» le contamos nuestra historia de la vuelta al mundo. Automáticamente, su siguiente pregunta fue si habíamos dejado nuestros hijos en casa con nuestros padres. Le explicamos que todavía no teníamos hijos y ante su incredulidad y cara de «¡sois muy mayores, no se a qué esperáis!», intentamos explicarle que donde vivíamos no era tan raro. La conversación siguió con preguntas nuestras sobre la forma de vivir de su pueblo y su curiosidad sobre la situación laboral y los diferentes idiomas existentes en Europa (porque no entendía a los otros mochileros). Una muy interesante manera de hacer tiempo en la estación de bus.

6 comentarios

  1. Leire

    Ya veo q andais muy muy bien. Seguir asi, deleitandonos con vuestras aventuras en el blog y con las fotos. Muxus para los dos desde Bergara!!!

    • Comiendonos El Mundo

      La verdad que nos lo estamos pasando genial! Esperemos que siga así y sigamos conociendo gente y visitando lugares espectaculares! Besos y recuerdos a la family y a Gorka!

  2. Guilherme y Suellen

    Hola chicos!!!

    It was a pleasure to meet you two guys!! We’ll be waiting to you here in Sao Paulo.
    Congratulations for the blog!! We arrived at home today and we are already reading your adventures in North America and Mexico.

    Abraços e até mais!

    • Comiendonos El Mundo

      Holaaaa!!

      We wanted to write you how was your trip, but we have been quite busy so thank you for following us and answer the post!
      How was Guadalajara? Do you recommend us to go one day? I hope you enjoyed Oaxaca, Mexico City and Puebla. We saw several amazing photos in Suellen’s instagram and we are sure you did!! It is easy to guess that she is a professional 😉

      It was very nice to meet you and hopefully, we will see each other in Sao Paulo! Take care and keep in touch!

      Abrazos y hasta la próxima

  3. Mafalda

    ¡En Guatemala ya! Qué envidia! La verdad es que se os ve pero que muy bien, y muy «morenitos» eh! Los paisajes son preciosos y seguro que la gente y las costumbres también.
    Por aquí, ya ha entrado el invierno «en serio». Hoy 7º. Mucha humedad. Seguro que para el finde, nieve en Udalatx. Aprovechar a tope. Ondo segi eta muxu handi bat bioi.

    • Comiendonos El Mundo

      La verdad es que Guatemala nos está gustando mucho. Este fin de semana estaremos en un pueblo disfrutando de un par de costumbres locales. Ya os contaremos qué tal la experiencia! Patxo haundi bat!

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