Este de Uruguay (días 319-323)

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A partir de Montevideo, los lugares a visitar en Uruguay eran todos pueblos de playa que nos irían acercando a Brasil. La percepción que nos queda de ellas es bien diferente a la que hubiera sido si estuviéramos en verano, tanto para lo bueno como para lo malo, ya que aunque no las hemos podido disfrutar al 100%, tampoco hemos tenido el agobio de los turistas. De todas maneras, nos hacemos una idea de cómo sería pasar un verano por esta zona: playa y tranquilidad en los pueblos pequeñitos; y playa y ajetreo en los más grandes.

 

Piriapolis, Punta Ballena y Punta del Este

Decidimos parar en Piriapolis porque digamos que «nos sobraba tiempo». Es un pueblo con una larga rambla que llega hasta un pequeño puerto remodelado y cuyo atractivo principal es la vista panorámica que ofrecen varios cerros (un par en el mismo pueblo y otro algo más alejado). Yo subí a uno de ellos en telesilla mientras Nico se quedaba en la playa con las mochilas intentando buscar ballenas en el mar, ya que teóricamente pueden verse. Él no tuvo suerte y yo tuve la ocasión de disfrutar de una bonita vista, aunque tampoco muy espectacular.

 

De aquí nos fuimos a Punta Ballena, donde el autobús te deja en la carretera y tras caminar unos 10 minutos se llega a Casapueblo. Es un gran edificio blanco con esquinas redondeadas construido a la orilla del mar que recuerda indudablemente a Santorini (a pesar de que nosotros no hayamos estado). El arquitecto, Carlos Páez Vilaró, lo construyo en honor a su hijo, que fue uno de los supervivientes del accidente de avión en el que se basa la película «Viven» y claramente se basó en el edificio griego para ello. Nosotros llegamos sobre las 17h, cuando el sol estaba a punto de ponerse. En la entrada la chica informaba de que había que pagar $U200 para entrar, que en 5 minutos empezaba la puesta de sol y que en 15 minutos cerrarían el lugar, aunque la entrada sería válida para el día siguiente. Pagar $U200 cada uno para 15 minutos nos pareció excesivo y teníamos claro que al día siguiente no íbamos a volver; por lo que decidimos que sólo entrara uno. Pero al parecer le caímos bien a la chica y dejó pasar al otro gratis, por lo que sin opción a visitar mucho el lugar (creemos que tampoco tenía mucho más a visitar), vimos la puesta de sol desde dentro acompañados de una dulce melodía y una poesía dedicada al sol. Todo muy romántico y bonito, pero que no creemos que valiera lo que costaba.

Grecia
Es inevitable pensar en Grecia viendo esta estampa en Uruguay

 

Volvimos a la carretera principal donde teóricamente estaba a punto de pasar un bus, pero resultó no ser así y tuvimos que esperar hora y pico en el frío hasta que un autobús urbano nos recogió y nos llevó a Punta del Este. Pasamos la noche allí y al día siguiente fuimos a sacarnos las fotos de rigor en el «Monumento al Ahogado», o como todo el mundo lo conoce, en «Los Dedos». Esta escultura la realizó Mario Irarrazabal durante un concurso de esculturas de verano y como no tenía lugar en la plaza donde se realizaba, decidió hacerlo en la playa. Es la única escultura que sigue expuesta de aquel concurso y ha hecho varias réplicas con variantes en todo el mundo.

 

Cabo Polonio

El siguiente destino era un pequeño pueblo de pescadores aislado del mundo, ya que a él sólo se puede llegar a través de unos 4×4 que salen desde lo que han llamado «Terminal Cabo Polonio». El pueblo no tiene electricidad ni agua corriente, pero casi todos los habitantes se manejan gracias a energía eólica o solar y utilizando el agua que hay en algunas pozas subterráneas. Aquí conocimos a Thais y Cayo, una pareja brasileña, y a Mauro, un argentino, que estaban hospedados en el mismo hostal que nosotros. Como no había gran cosa a hacer (y eso que había una hora de internet por las noches), una vez anochecía estábamos con ellos de cháchara, desoxidando un poco nuestro «brasileiro» y la primera noche pudimos disfrutar de algo increíble: las noctilucas. Son unas algas fluorescentes que hacen que el mar brille de color verde, azul o rosa y aunque son impredecibles, aparecen principalmente en verano. No fue una noche que brillaran intensamente, pero a nosotros nos bastó con ver como una espuma de verde fluorescente, como si fuera una luz de neón de discoteca, aparecía cada vez que rompía una ola.

 

Al día siguiente nos dimos un paseo de casi 3 horas para ir y volver a una duna alta desde donde se veía Valizas (el pueblo vecino), el mar, Cabo Polonio y el bosque de Ombúes. La ida fue fácil porque el fuerte viento que había soplaba a favor; la estancia en la duna para disfrutar de las vistas resultó imposibles por la gran cantidad de arena que movía el viento; y el regreso se hizo especialmente duro por caminar contra el viento. En el camino de la playa, vimos huevos de caracol de mar, que son unas bolas perfectas de una membrana color blanco-marrón. Pero por desgracia también vimos muchos pingüinos muertos en la arena y 3 focas o leones marinos; y es que abundan en estos mares y cuando mueren en el mar la corriente las arrastra hasta la arena. Por suerte, por la tarde nos acercamos al faro donde en las rocas de enfrente pudimos ver un montón de leones marinos y focas descansando del ajetreado mar.

 

Al salir de Cabo Polonio investigamos sobre la opción de visitar dos sitios que nos habían recomendado: el Monte de Ombúes (que aunque lo llamen monte, es un bosque) y los Palmares Butiá. Sin embargo, para visitar el primero, las dos opciones que nos plantearon fueron hacer la visita desde un eco-lodge que pintaba bastante caro, o ir en una pequeña barca donde se pagaban $20 (americanos) por persona, con un mínimo de $100 por lancha (escuchamos en el bus a un chico decir que él había ido andando, pero habría que informarse mejor sobre el tema). Descartando directamente las dos opciones, nos quedamos sin ver este bosque tan curioso donde se gravó la batalla de los árboles de «El Señor de los Anillos» (o eso nos han dicho) y es que es muy raro que crezcan tantos ombúes juntos, ya que es un árbol solitario. Respecto a los palmares, lo que nos dijeron es que no hay lugar en particular que visitar, sino que se puede encontrar este tipo de palmera en una gran extensión del departamento de Rocha, por lo que nos conformamos con verlos desde el autobús.

 

Punta del Diablo y Reserva Santa Teresa

El último pueblo de Uruguay que visitamos fue Punta del Diablo, más grande que Cabo Polonio pero del mismo plan: playa y tranquilidad. Todas las casas son de estilo chalet, cabaña o adosados, con trozos de verde y algunas calles no muy definidas. En el mismo pueblo hay 2 playas, el de La Viuda y el de los Pescadores, pero después de ésta, se encuentra Playa Grande, o sea que no es que falte espacio en la arena.

 

Desde aquí fuimos a la reserva Santa Teresa. Nuestra idea era ir en autobús hasta la fortaleza, el punto más lejano del parque que queríamos visitar, e ir acercándonos a Punta del Diablo visitando los diferentes puntos de interés del parque y después caminando por la playa. Sin embargo el conductor nos indicó mal, y nos dejó a media altura del parque, por lo que tuvimos que subir y después hacer todo el camino hacia abajo. En el parque visitamos el invernáculo y el sombráculo, la capatacía y la fortaleza, varios miradores de ballenas (aunque ballenas no vimos ninguna) y una pajarera, donde había más animales además de pájaros. Una vez recorrido todo, salimos a Playa Grande cuando el sol empezaba a ocultarse y caminamos hasta el pueblo finiquitando así un gran día de caminata.

 

Datos de interés

Transporte
  • Bus Montevideo – Piriapolis: $U175 (2 horas) Empresa Copsa
  • Bus Piriapolis – Punta Ballena: $U75 (30 minutos) Empresa Rutas del Sol
  • Bus Punta Ballena – Punta del Este: $U16 (20 minutos) Autobús urbano
  • Bus Punta del Este – San Carlos: $41 (30 minutos) Autobús urbano
  • Bus San Carlos – Terminal Cabo Polonio: $U273 (2h 30min) Empresa Rutas del Sol
  • 4×4 Terminal Cabo Polonio – Cabo Polonio: $U170 i/v (30 minutos)
  • Bus Terminal Cabo Polonio – Castillos: $U49 (30 minutos) Empresa Rutas del Sol
  • Bus Castillos – Punta del Diablo: $U66 (1h 30min) Empresa COT
Alojamiento
  • Punta del Este: Trip Hostel ($U400 dormitorio compartido con desayuno)
  • Cabo Polonio: Hostel Viejo Lobo ($U900 habitación privada con baño compartido) – Nos hicieron 15% de descuento sobre ese precio por tener el librito «Get South» que nos dieron en Punta del Este
  • Punta del Diablo: Hostal Aldeas del Mar ($U400 habitación privaba con baño privado)
Actividades
  • Piriapolis
    • Telesilla al cerro San Antonio: $U165, las vistas son bonitas pero nada del otro mundo
  • Punta Ballena
    • Casapueblo: $U200
  • Punta del Diablo
    • Fortaleza de la Reserva Santa Teresa: $U30
Recomendaciones
  • No irse a dormir antes de comprobar si hay noctilucas en el mar. Nunca se sabe si hay suerte y se puede disfrutar de un espectáculo de luces.
  • Desde Cabo Polonio, realizar la caminata al cerro San Cristóbal de Valizas para disfrutar de una bonita vista de 360 grados.
  • Proveerse de comida en pueblos mayores si se desea evitar los precios elevados de Cabo Polonio.

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