Uruguay: Colonia y Montevideo (días 314-318)

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El principal atractivo de Uruguay son el buen tiempo y sus playas. Como a nosotros nos faltó lo primero, lo segundo ya no tenía tanta gracia, pero supimos sacarle provecho. Los primero días visitamos Colonia del Sacramento y Montevideo, un pequeño pueblo y una pequeña capital que tienen su encanto.

 

Colonia del Sacramento

Llegamos a Colonia sin haber comido nada en todo el día y con una gran noticia que nos había llegado desde casa por celebrar, así que habiendo hecho un poco de investigación, nos fuimos directos a un restaurante que estaba muy bien considerado, Buen Suspiro. Resultó ser una pequeña bodega de apenas 5 mesitas donde el plato estrella eran las picadas con productos locales: quesos, embutidos y algunas elaboraciones propias. Todo rehogado con buen vino uruguayo, disfrutamos de la calidad de la comida y nos pusimos las botas, pero dejando un hueco para el postre: torta de alfajor con merengue y helado de dulce de leche. ¡Todo exquisito y en un muy buen ambiente!

 

El siguiente día era el día de la visita. Lo interesante es la ciudad vieja, donde las calles están empedradas, las casas se mantienen con un estilo antiguo y se respira tranquilidad a pesar de los turistas que desde Buenos Aires vienen aquí a pasar el día. Sin embargo, nosotros por hacer tiempo, nos fuimos paseando por el borde del mar hasta otra parte del pueblo donde se encuentra una plaza de toros en ruinas, ruinas absolutas. El paseo fue bonito, pero largo; sin demasiada variación, por lo que no es algo que recomendemos, pero como tampoco había mucha más cosa a hacer…

 

Por la tarde subimos al faro para ver la puesta del sol desde arriba, pero debido a que el faro se enciende antes de la marcha del sol, tuvimos que bajar y verlo desde el borde del mar. Fue una puesta de sol hermosa, donde el cielo pasó por casi todos los colores; desde el amarillo, naranja y rojo hasta el morado, azul y negro, y estaba tan despejado que a lo lejos podíamos ver Buenos Aires. Una buena despedida del pueblo.

 

Montevideo

La capital uruguaya es muy pequeña en comparación a Buenos Aires u otras capitales, y aunque ofrece bastante ambiente cultural y nocturno, los lugares turísticos no son muchos. Por una parte se encuentra la Ciudad Vieja, cuyo principal atractivo turístico son la plaza Independencia y la Plaza Constitución, junto con el puerto. Por otro lado se encuentra el centro, que lo cruza por completo la Avenida 18 de Julio y donde se encuentran varias plazas y algunos edificios antiguos. Y a parte de esto, están la rambla junto al río de La Plata y varios parques alrededor, y el Estadio Centenario con el Museo del Fútbol.

 

Lo que más nos gustó a nosotros fue la visita al Teatro Solís, junto a la Plaza Independencia, y una vez más, el ambiente que había en las zonas verdes junto al río. Gente en bicicleta, haciendo yoga o practicando deporte, paseando al perro, tomando mate (que también es tradicional en Uruguay, aunque tienen matices diferentes), leyendo, descansando… Aunque la temperatura era algo fresca, el sol brillaba y animaba a salir.

 

Además, con este paseo que dimos por gran parte de la rambla, aprovechamos una vez más para visitar el Casal Catalá y la Euskal Etxea. En el primero nos encontramos un edificio mucho más normal, donde un uruguayo muy amable nos enseñó el local, donde principalmente había salas o aulas, que además de utilizarse para clases de catalán, se alquilaban para talleres de todo tipo como el tango o bolillos. Nos contó que se reunían sobre todo para celebrar Sant Jordi y Sant Joan, pero que aquí también la actividad iba disminuyendo paulatinamente. En la Euskal Etxea, por otra parte, nos encontramos con un señor mayor de Abaltzisketa encantado de enseñarnos el edificio. Nos llevó al frontón donde 4 jóvenes uruguayos sin ninguna ascendencia vasca jugaban a pala, al aula de euskera, la cocina, el bar, la biblioteca y otras salas polivalentes. Conocimos a la presidenta y con ellos hablamos de lo que ya vimos en Buenos Aires también; como la poca afluencia de nueva gente joven y el poco interés de uruguayos de origen vasco está haciendo que cada vez sean menos las personas dispuestas a llevar estos centros. Salimos del edificio con un poco de melancolía, pero desde aquí les deseamos a todos mucha suerte y fuerza para que sigan difundiendo nuestras culturas e idiomas.

 

Inicialmente, intentamos hacer couchsurfing en Montevideo, pero finalmente no encontramos ningún host que pudiera acogernos. Sin embargo, tuvimos la suerte de poder quedar con Nacho, un amigo de amigos con el que fuimos a tomar algo y ¡al que esperamos volver a ver algún día! Hablamos de un montón de cosas de Montevideo, Uruguay, Sudamérica y el mundo entero, y con él descubrimos el gramajo, un plato a base de patatas fritas con otros ingredientes (que nos recordó a la poutine, aunque más ligera). Nosotros lo escogimos con pollo, huevo y perejil, y estaba deliciosa, aunque seguro que las otras opciones también estaban buenas. Y hablando de comida no podemos olvidar el pedazo chivito que nos metimos entre pecho y espalda. Es una comida que se puede pedir al plato (como fue nuestro caso) o al pan (que viene a ser un bocata) y lleva prácticamente de todo: lechuga, tomate y cebolla, patatas fritas, huevo frito y filete de ternera y jamón york, bacon y queso. Todo servido junto y en nuestro caso por duplicado; una bomba calórica que estaba buenísima.

 

Por otro lado, un lugar que nos recomendaron para comer fue el mercado del puerto, pero cambiamos de opinión nada más entrar. Nosotros nos esperábamos encontrar un mercado lleno de vendedores mezclados con pequeños sitios de comida barata que era lo que habíamos conocido como «mercado» hasta entonces en Sudamérica. Sin embargo, al entrar en el edificio del mercado, nos encontramos con un montón de restaurantes chic, con asadores repletos de carne y verdura con muy buena pinta, pero que gritaban billetes en voz alta. Estábamos en modo ahorro, porque Uruguay nos estaba pareciendo más caro de lo que esperábamos, por lo que cambiamos de plan y nos fuimos a un menú del día que resultó estar buenísimo: crepe rellena de espinacas y queso y hamburguesa canadiense.

 

Datos de interés

Transporte
  • Bus Colonia – Montevideo: $U311 (3 horas) Empresa COT
Alojamiento
  • Colonia del Sacramento: Hostel El Español ($U320 dormitorio compartido con desayuno)
  • Montevideo: PUnto Berro Hostel ($U400 dormitorio compartido con desayuno) – Recomendable
Actividades
  • Colonia
    • Faro: $U20
  • Montevideo
    • Teatro Solis: $U20, visita guiada en castellano por el teatro de unos 45min (visitas en otros idiomas $U50)
    • Museo del Fútbol y Estadio Centenario: $U100
Recomendaciones
  • Pagar las comidas con tarjeta, ya que se descuenta automáticamente el IVA. Para el resto de servicios (transporte, supermercado, snack, etc.) se descuenta un 4% con débito y 2% con crédito
  • Buen Suspiro: restaurante muy pequeño especializado en picadas (sobre todo quesos) y con buen vino. Cena para dos: entre $U900 y $U1000 (dependiendo del vino escogido puede aumentar considerablemente).

2 comentarios

  1. Victor

    Vaya, que pena, os habéis saltado lo mejor!! LA PATAGONIA. Nada de lo que habéis visto desde que entrasteis a Chile y ya saliendo de Uruguay recompensa por la perdida del idílico PATAGONICO. En fin, espero que lo hayáis dejado para un especial y concreto más adelante (futuro viaje), p.q. sino no sabéis lo que os habéis perdido.
    Aiguazu esta muy bien, la verdad. Vale mucho la pena el ir, pero… mejor que LA PATAGONIA ni de lejos.
    Ojeando veo que habéis paseado un poco por las Rocosas, y algo de idea ya os lleváis con eso, pero.. un traiking en El Fitroy no tiene color o apreciar el Perito Moreno, ni te cuento

    De todos modos, todo un gusto un viaje de este calibre. Madre mía. 2 años? No esta nada mal. Que os quiten lo vailao!!

    NOTA: Ok. Tanto que leer y he tenido la suerte de leer donde habláis sobre el tema: LA PATAGONIA. Pues nada, lo dicho, otro viaje (que yo siempre dejaba cosas interesantes por ver, para tener la excusa de volver algún día!!)

    • Comiendonos El Mundo

      La verdad es que nos dio mucha pena dejar sudamérica sin haber visitado la Patagonia, pero nos había pillado ya el invierno y no estábamos preparados para bajar en esas condiciones.
      Desde luego que está en la lista de lugares a los que ir. No sabemos cuando, pero volveremos a Chile y Argentina para visitar el sur sin duda!

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