Nueva ciudad, nuevo país y nuevo mundo; volar a Kuala Lumpur supuso un gran cambio. No teníamos grandes expectativas de la capital malaya: nos habían comentado que a parte de las Torres Petronas no había mucho que visitar, teníamos que gestionar el visado a Myanmar que parecía poder reternernos en la ciudad hasta 5 días, no habíamos conseguido Couchsurfing por mucho que lo habíamos intentado y el hostal que finalmente habíamos reservado no terminaba de tener muy buenas críticas, pero era el barato. Con todo ello, aterrizamos en Kuala Lumpur con la ilusión de lo nuevo y con ganas de probar la comida callejera malaya de la que tan bien hablan todos. Lo primero que nos sorprendió fue la vuelta a la civilización: autobuses en buen estado, carreteras asfaltadas, calles con semáforos y pasos de peatones, paradas de autobús con mapa del recorrido y horario, por no hablar del tren, el monoraíl, pasarelas elevadas sobre las calles para peatones… Cosas que después de 2 meses entre India y Nepal, las teníamos olvidadas.
Nada más llegar del aeropuerto a la ciudad, nos pusimos manos a la obra. Como habíamos llegado pronto por la mañana, antes de nada gestionamos el visado a Myanmar. Habíamos leído que ya no lo tramitaba directamente la embajada, sino que lo habían externalizado a «Ever Fine», una oficina que se encuentra en el primer piso de un hotel. El segurata que hacía de recepcionista nos atendió de maravilla: con su ayuda rellenamos una hoja con datos básicos y nos revisó que tuviéramos toda la documentación necesaria (2 fotos de carné, fotocopia del pasaporte y los 143,3RM que cuesta el trámite y hay que pagar en efectivo). Tras el visto bueno, pasamos directamente a uno de los chicos libres que tramitaba la gestión. Recogió los papeles, las fotos y los pasaportes, nos indico donde pagar, nos dijo que podíamos recoger los pasaportes con el visado esa misma tarde y ¡adiós muy buenas! A la tarde, nos dieron un número nada más llegar y esperamos a que fueran las 16h en punto con otro montón de gente que esperaba a lo mismo. A la hora exacta empezaron a cantar los números y recogimos nuestros documentos ya con el visado pegado. Un problema menos, podríamos marcharnos de la ciudad cuando quisiéramos y el trámite resultó tan sencillo que ni nos lo creíamos.
Otra de las inquietudes era el hostal, que al parecer mucha gente criticaba por la suciedad de los baños. Sin embargo, en esa parte también tuvimos suerte, ya que a nosotros nos pareció que los baños estaban limpios, igual que la habitación y el resto de instalaciones; el desayuno era básico pero estaba bien, y disponíamos de agua fría y caliente cuando quisiéramos. Otro inconveniente menos, ya sólo quedaba explorar la ciudad, que nos dio otra grata sorpresa.
No podía faltar la visita a las Torres Petronas, tanto de día como de noche. Estas torres, que en su día fueron las más altas del mundo, son impresionantes y bonitas a la vez, tanto con la luz del sol como con la iluminación nocturna. A uno de los lados se encuentra el parque KLCC, una gran extensión de jardines con columpios, una pequeña piscina donde bañarse o remojarse los pies y las fuentes que ofrecen un espectáculo de luces y sonido de manera frecuente. Las vistas desde aquí son magníficas y el parque es un refugio perfecto de la ciudad. Al otro lado de las torres, una pequeña avenida con fuentes ofrece una vista más cercana de las torres; sin embargo, lo difícil es sacar una foto sin nadie más alrededor. En este lado se encuentra la entrada principal al centro comercial que ocupa la base de las Petronas (aunque también se puede entrar por el otro lado), llena de tiendas de marca y elegantes sitios para comer.
Además de los dos lados de las torres, también es común subir a alguna de las terrazas de los rascacielos que rodean el parque KLCC, como el Sky Bar, para tener una vista de-tu-a-tu de las torres, aunque nosotros no lo hicimos, porque preferimos subir a una torre más lejana con vistas más panorámicas: la Menara KL. Las vistas no son espectaculares (Kuala Lumpur tiene rascacielos pero tampoco es Nueva York) pero sirve para hacerse una idea de la ciudad, ver las Petronas desde arriba (aunque estén ladeadas) y encontrar otros lugares de interés repartidos por la ciudad.
Uno de ellos son por ejemplo las Cuevas de Batu; unas cuevas un poco a las afueras de la ciudad con templos en su interior y guardianes en la puerta. Uno de ellos, representa al dios Murugan y está bañado en oro, mientras que el otro es una figura mitad hombre mitad mono. El sitio está lleno de turistas y monos que no pierden la oportunidad de robar comida o bebida a la gente, por lo que hay que tener cuidado, pero es uno d los lugares obligatorios.
Por lo demás, en la propia ciudad nos gustó el Parque del Lago (Lake Park). En sus alrededores se encuentran la Masjid Negara (Mezquita Naciona), el Tugu Negara (Monumento Nacional) y el planetario. No muy lejos de allí también pasamos por la Dataran Merdeka (Plaza de la Independencia), la mezquita Masjid Jamed y el edificio del sultan Abdul Samad. Fue un interesante recorrido que sumado a los paseos por chinatown, algunos mercados (tanto nocturnos como de día) y nuevas comidas que probamos, hicieron que nos gustaran mucho nuestros días en Kuala Lumpur y nos llevemos un muy buen recuerdo de la ciudad.
Información práctica
Visados
- Malasia
- No se necesita visado para entrar y dan 30 días de estancia
- Myanmar
- Como hay que gestionarlo con antelación, nosotros lo hicimos aquí en Kuala Lumpur.
- Donde: Ever Fine (No. 19-21, Mezzanine floor, Wisma Lau Chung, Jalan Tun Peerak, 50000, Kuala Lumpur)
- Coste: 143,3MYR
- Se necesita: fotocopia del pasaporte; 2 fotos de carnet
- Como hay que gestionarlo con antelación, nosotros lo hicimos aquí en Kuala Lumpur.
Transporte
- Vuelo Katmandú – Kuala Lumpur: 170€ (Malindo Airlines)
Alojamiento
- EV World Hotel Puduraya @ chinatown: 45MYR (habitación doble con baño compartido y desayuno incluido)
Actividades
- Torre Menara KL: 44MYR (enseñando el descuento de su web)
Recomendaciones y sugerencias
- Si realmente se tiene interés en visitar muchas cosas de Kuala Lumpur, recomendamos organizar bien la visita de manera que se sepan los horarios y días de cierre de cada lugar y se visite cada zona a fondo en una sola ocasión. Aunque el centro no es muy grande, el calor aplastante hace que no se quiera volver a los lugares ya visitados donde tal vez haya quedado algo pendiente.
- Recomendamos subir a alguna torre, terraza, piscina… Antes del amanecer, para ver el skyline de día y de noche, y si se tiene suerte, un bonito atardecer también.
Jordi Casas
Jaja vaia pinta amb la túnica i el vel a la mesquita. Aneu a fondu!
Comiendonos El Mundo
El que faci falta per respectar les cultures, les religions i les tradicions; pero mare meva quin agobio i quina calor…