Nihao China (días 169-170)

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El cruce de frontera entre Vietnam y China resultó ser de lo más sencillo. Tras unos nervios puntuales y los quebraderos de cabeza que nos había creado conseguir el visado, ¡ya podíamos gritar a los 4 vientos que estábamos en China! La primera impresión nos resultó algo familiar. Salvando distancias, los Chinatowns americanos nos habían dibujado mentalmente lo que podría ser una ciudad china. Infinidad de negocios con sus carteles llamativos, vapor de baozis y dumplings concentrados en pequeños espacios e infinidad de gente por todos lados.

Frontera china vietnam
La frontera china vietnam

 

Para no perder ni un segundo en el gigante asiático, nos fuimos directos a coger el tren en dirección a nuestro primer destino. Correr no nos sirvió para mucho, porque la taquilla no abría hasta 2 horas antes d hora, así que esperamos y nos comimos nuestros primeros (de muchos) noodles de caja. Diccionario por aquí y “poker faces” por allá, conseguimos hacernos con los billetes a Kunming, donde posteriormente continuaríamos hacia Dali.

Snacks chinos
De momento no nos atrevemos con los snacks chinos (patas de pollo cocidas, por ejemplo) y nos quedamos con noodles

 

La primera experiencia fue fenomenal, una familia majísima no paraba de invitarnos a snacks y a base de traductor y signos conversábamos como podíamos. Tan buen rollo hicimos que hasta tuve el privilegio de que me hicieran un masaje con la atenta mirada de medio vagón. Aprovechamos para intercambiar monedas del viaje y movilizar a todo el mundo para poder adquirir un billete para esa misma noche a Dali. Gracias al trabajo colaborativo, nos plantamos a la mañana siguiente en nuestro destino.

 

Dali

El principal atractivo por el que acude la gente a Dali es su ciudad antigua. Su mayor interés radica en la conservación de un estilo arquitectónico con cientos de años de antigüedad. Hoy en día, la gran mayoría están restaurados o reconvertidos en locales, restaurantes y hoteles dirigidos a los turistas que inundan sus calles. Aunque los escandalosos chinos lo pongan difícil, aún es posible sentir un remanso de paz perdiéndote por las calles menos transitadas o saliendo a explorarla a primera hora de la mañana. Las cuatro puertas de estilo típico chino, como el que verías en los dibujos animados, delimitan el casco antiguo. A parte de los edificios se pueden visitar sus templos de estilo confucionista.

 

Además, sobretodo por la mañana, es posible degustar la diversidad de comida que ofrecen sus vendedores callejeros. Hay muchos snacks diferentes con los que empezar el día haciendo un tour gastrónomico particular. Por ello y porque logramos ver el encanto que radica en ella, nos gustó Dali. También nos resultó interesante observar la gran cantidad de artesanos que trabajan o preparan las piezas que venden.

 

Además de la ciudad antigua, cerca se encuentra el icono de la ciudad, el templo de las tres pagodas. Debido al alto precio, decidimos no entrar y aunque lo intentamos, no pudimos obtener mejor instantánea que la que se obtiene de la Plaza del Dragón Dorado situado enfrente del complejo. No obstante, antes hicimos una pequeña parada en un templo donde hacían un tipo de ofrenda o ritual esotérico. Vimos como murmuraban frente a una gallina viva, otra cocinada, unos huevos y agitaban algo con los ojos cerrados. Buen lugar para desconectar de las masas y quedarse con la duda de qué están haciendo.

 

Después de unas largas horas caminando volvimos al hostal, donde nos hospedaba nuestro couchsurfer y tras descansar un poco, salimos a recorrer nuevamente la ciudad en busca de cena. Una vez más, acabamos señalando lo que queríamos sin saber lo que pedíamos. En vistas de que va a ser rutinario, vamos a tener que mejorar la técnica y pasearnos de mesa en mesa, mirando los platos que comen los locales y copiando. Antes de cenar, compartimos una sesión de té con nuestro couchsurfer y otras huéspedes del hostal, hablando sobre algunas curiosidades chinas. ¡No fue un mal final para nuestro primer día visitando China!

Couchsurfing
¡Cuanta gente conocemos haciendo couchsurfing!

 

Curiosidades chinas

Vamos a acabar el post conociendo algo más sobre las costumbres chinas. Les encanta hacer todo tipo de ruidos con la boca, que si bostezar con fuerza, aclararse la garganta, masticar o sorber con ganas (sobretodo comiendo noodles) y como no… escupir. Vamos, todo lo que no es políticamente correcto en el viejo continente, pero nada desconocido en nuestra cultura. Sólo hay que acostumbrarse que es más a menudo.

 

Información práctica

Visado
  • A medida que nos acercábamos a la ventanilla de policía nos íbamos poniendo más nerviosos, pero la verdad que sin razón. La tarjeta de entrada y salida la rellenaba automáticamente una máquina al escanear el pasaporte, menos cuando la máquina se quedaba sin papel, como le pasó a Amaia y tuvo que rellenarlo a mano. El policía hizó algunas preguntas pero al parecer lo duro ya lo habíamos pasado en Phnom Penh cuando solicitamos el visado.
Transporte
  • Taxi oficina inmigración – estación de tren Hekou: 20¥
    • Nosotros no lo sabíamos y teníamos prisa por llegar cuanto antes a la estación y comprar lo billetes (aunque no sirvió para nada), pero vimos que había autobuses locales que llegaban a la estación de tren.
  • Tren Hekou – Kunming: 70.5¥ hard seating (6h)
  • Tren Kunming – Dali: 107.5¥ hard sleeper (8h)
  • Autobús urbano Dali: 2¥ (hay que tener justo)
Actividades
  • Entrada a las Tres Pagodas: 121¥ (no entramos)
Recomendaciones y sugerencias
  • Para ver las 3 pagodas sin pagar, se puede ir al parque que hay frente a la entrada principal. Si se quiere algún otro ángulo se puede rodear la muralla del recinto, pero la verdad que no hay ninguna buena vista.

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