Angkor Wat aparece hasta en la bandera camboyana por lo que no es de extrañar que sea la niña bonita del país y una de las joyas del sureste asiático. Nosotros estábamos deseosos de visitarlo y al mismo tiempo con miedo de si las expectativas nos jugarían una mala pasada como ya nos había pasado alguna vez. Pero nada de eso. La visita al conjunto de templos de Angkor Wat nos ha encantado, lo hemos disfrutado mucho y no dudamos en volver; y más aún ahora, que al parecer han descubierto grandes ciudades escondidas en la jungla de la zona.
Las primeras decisiones a tomar eran: cómo visitar los templos (bicicleta, moto o tuk-tuk) y en cuantos días (dudábamos entre 1 y 3, 7 días era claramente demasiado para nosotros). Ahora que ya lo hemos hecho, creemos que la opción más barata y que da opción a visitar todo (o mucho) es visitarlo en un día (desde el amanecer al atardecer) con tuk-tuk, aprovechando además la opción de ver el atardecer del día anterior de manera gratuita. Sin embargo, haberlo hecho en bicicleta en 2 días y medio nos ha gustado mucho. Dividimos toda la zona en dos partes (una parte para cada día) y el tercer día, como ya lo habíamos visto todo y estábamos algo cansados, sólo hicimos el amanecer y una pequeña vuelta de despedida por el templo de Angkor Wat.
Respecto a los templos, hubo alguno que nos gustó más que otro, por supuesto, pero en general hay que reconocer que todos tienen su encanto (excepto alguno que es pura ruina). Diferentes entre ellos, con muchos detalles y con formas totalmente distintas, nos han ido sorprendiendo a medida que los íbamos visitando, y más aún cuando añades los árboles que se entremezclan de una manera alucinante con las rocas. Muchos están siendo reconstruidos por lo que están parcialmente cerrados y otros están tan llenos de turistas (sobre todo chinos) que es difícil disfrutarlos al 100%, pero la mayoría de la veces son tan grandes que siempre se puede encontrar un rincón tranquilo donde imaginar cómo fue aquello cuando estaba en pleno apogeo.
Mencionar todos los templos que hemos visto sería absurdo y demasiado largo, pero podemos hacer un pequeño resumen de los que más nos han gustado a nosotros. El templo Angkor Wat es sin duda la estrella, el lugar donde todos nos reunimos para ver el amanecer y un templo muy bien conservado. Sin embargo, nuestra favorita ha sido Bayon, con sus montones de torres llenas de caras. La Victoria Gate está en muy buen estado y es imponente cuando lo ves desde el comienzo de la avenida, con todas las estatuas vigilando el camino. Ta Prohm es famoso por sus árboles con enormes raíces en extrañas posiciones que te hacen recapacitar sobre lo antiguo que es el lugar. Y es que los árboles son protagonistas en muchos otros templos, como en Ta Som, donde la entrada trasera está prácticamente cubierta por las raíces de uno, o en Spean Thmor, donde un árbol parece crecer por completo encima de las piedras. Cerca de este último, descubrimos pequeños templos prácticamente intactos que no teníamos previsto visitar, y es que esa es parte de la gracia también. Preah Khan es otro templo grande que merece la pena visitar y el templo Neak Pean fue de los más diferentes que vimos, ya que está situado en medio de un lago y no es un templo en sí, sino un lugar redondo con un pequeño edificio*** en medio y unas esculturas en cada uno de los puntos cardinales. Y por último Pre Rup, uno de los que nos recomendaron para ver el atardecer, tiene mucha altura y aunque la parte baja está bastante estropeada, las torres de la cima se encuentran en buen estado.
El único «problema» que tuvimos fue una vez más el comienzo de la época de lluvias. Por una parte, esto explicaba por qué todos los lagos que veíamos en el mapa estaban secos, perdiendo casi por completo su encanto. Por otro lado, los chaparrones diarios limitaban las horas de visita y en general frustraban todo intento de ver el atardecer. Tampoco nos daba mucha pena no ver el atardecer, ya que las vista que ofrece la zona arqueológica se limitan a un horizonte lejano con un mar de árboles, que no era feo, pero podrían ser muchos otros lugares del mundo. A nosotros nos hubiera gustado ver la silueta de algún templo o algo por el estilo, como pasaba en Bagan, pero aquí no era el caso. Por eso, madrugamos un par de veces para ver el amanecer y aprovechar el buen tiempo asegurado de las mañanas. Los amaneceres tampoco fueron de lo más espectacular ni están entre los mejores del viaje, pero el encanto del lugar hace que el madrugón merezca la pena.
No le dedicamos mucho tiempo a Siem Reap, la ciudad que sirve de campamento base para visitar los templos. Tiene mucha vida turista/mochilero, con restaurantes y bares de estilo occidental, un gran mercado nocturno, mucho comercio y actividades como el circo «Smiles of Angkor». Nosotros estuvimos ocupados organizando la visita a China para poder gestionar el visado en Phnom Penh así que nos limitamos a la visita de Angkor Wat.
Información práctica
Transporte
- Alquiler de bicicleta: $1/día
- Tuk-tuk para amanecer/atardecer: $5 negociable (no lo cogimos)
- Tuk-tuk para todo el día: $15 negociable (no lo cogimos)
Alojamiento
- Sweet Dreams: $5 habitación doble con baño privado, ventilador y wifi.
Actividades
- Entrada al parque
- 1 día: $20
- 3 días a visitar en una semana: $40
- 7 días a visitar en un mes: $60
- Si se quiere ver el amanecer, hay que tener la entrada comprada desde el día anterior, sino no da tiempo.
- Si se compra la entrada a partir de las 17h, se puede entrar gratis al parque para ver el atardecer, sin «gastar» un día de visita.
Recomendaciones y sugerencias
- En el mercado nocturno hay una brasería haciendo esquina que tiene buenos precios, buena comida y jarra de cerveza de tirador a $0.50.
- Un poco más caro, el restaurante de nuestro hostal está muy bien también, aunque los platos son algo pequeños. Recomendamos el amok de pollo y la ensalada cesar, pero no nos gustó nada el café con hielo.
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