Shanghai, la despedida (días 226-233)

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Llegar a Shanghai nos creo una sensación agridulce. Por un lado, llegábamos a una nueva ciudad, una de las grandes de China, con su famoso skyline. Además, aquí nos esperaban Nekane e Igor, amigos nuestros que llevaban año y pico viviendo en Shanghai y con los que teníamos ganas de estar. Pero por otro lado, indicaba el final de la visita familiar. Nos quedaban los últimos 3 días de turismo con ellos y después cada uno volvería a su sitio. Todo tiene que acabar para dejar paso a futuras aventuras, y ésta no iba a ser la excepción.

Shanghai no tiene demasiados atractivos en cuanto a turismo, por lo que decidimos tomárnoslo con calma y disfrutar de la compañía. Lo más famoso de Shanghai es el Bund, desde donde se ve el famoso skyline de la ciudad. Fuimos varias veces a la zona para verlo con diferente luz y diferente grado de contaminación. Y es que lejos nos quedaban los cielos azules de Pekín. En Shanghai volvimos a ver la polución en estado puro. Desde el balcón de nuestro apartamento, se podían ver algunas torres, pero a veces desaparecían en la nube tóxica, y así medíamos la contaminación de aquel día. Pero volviendo al skyline, lo interesante es verlo de día, y sobretodo de noche. Las luces siempre dan un toque especial a los edificios tan altos. Para verlo desde más arriba, subimos al bar de la terraza del hotel Hyatt, Vue. Hay que pagar una entrada que incluye una consumición y las vistas son maravillosas. Otra opción más barata sino, es acercarse al bar del Captain Hostel con acceso libre y una pizzas muy buenas. La vista no es tan buena como la otra, porque está más alejado del río, pero no está nada mal.

The Bund
Las increíbles vistas desde el The Bund en diferentes momentos del atardecer
The Bund
Las vistas desde Vue del The Bund son impresionantes, además de los rascacielos, es posible ver también los bonitos edificios de estilo europeo

 

Otro atractivo es la zona de los jardines de Yuyuang. La que se supone que es la zona más antigua de Shanghai, hoy en día está totalmente renovada y llena de tiendas. La verdad que la zona no tiene mucho encanto, pero los jardines bien merecen una visita. El espacio es bastante grande, con varios pozos y lagos, puentes y largos pasillos, así como algunos edificio de estilo «templo chino». Pero para todos, lo más llamativo de la zona fue el edificio donde nos llevó Nekane. Un lugar tipo almacén, lleno de pequeños puestecitos donde vendían TODO lo relativo a la ropa; lazos, cremalleras, botones, pegatinas de tallaje, pompones para cortinas… Además, todo en su gran variedad de colores, tamaños, formas y estilos. Desde luego, un sitio de lo más curioso.

Yuyuang
Edificios en Yuyuang con todos sus bajos llenos de tiendas
Yuyuang
Los jardines de Yuyuang
Mercería
Una mercería a nivel industrial

 

Una actividad típica al visitar Shanghai es acercarse a alguno de los pueblos de canales que hay a los alrededores. Nosotros, que fuimos acompañados de Nekane e Igor porque era sábado, dudamos entre Suzhou y Wuzhen, aunque hay otros más. Al final terminamos en Suzhou, pero lo que vimos no nos gustó demasiado. Nos acercamos al centro de la ciudad, para visitar el jardín del Administrador Humble, que es patrimonio de la humanidad,y el canal de la calle Wangxingqiao. El primero, resultó ser muy parecido al de Shanghai, pero más grande. Empezamos a recorrerlo tranquilamente, entreteniéndonos con las flores de loto y haciendo sesiones fotográficas en todas las esquinas. Pero al final tuvimos que meter el turbo, ya que sino podíamos haber pasado allí todo el día. La zona del canal, por otro lado, nos pareció sucio y en tramos apestoso. No tenía el encanto que creíamos que encontraríamos, y por eso fue un poco decepcionante. Después nos enteramos que había otras zonas de canales también, así que tal vez nos equivocamos de zona.

 

Como las compras en Pekín quedaron a medias, también dedicamos tiempo a este apartado. Nekane nos llevó al «Mercado Falso» (Fake Market) que hay en la parada de metro del Museo de Ciencia y Tecnología de Shanghai. Nico y Roger, que no les apetecía mucho el tema, fueron al museo, donde pasaron un buen rato jugando y experimentando con la ciencia. A nosotros nos cundió el tiempo mucho más que en Pekín, gracias a que íbamos con una «casi local». El regateo fue mucho más rápido; los precios iniciales ya eran más bajos y en algunos casos nos servían los precios que Nekane ya había regateado en su día. Compramos algunas cosillas y nos dimos ya por satisfechos, finiquitando la tarea de «Comprar cosas baratas en China».

 

Otras zonas de compras son Tianzifang y la East Nanjing Road. La primera es una zona de calles estrechas con tiendas modernas, lugares para picotear y bares de moda. A veces se compara con los hutongs de Pekín, pero la verdad es que no tiene nada que ver. A mi me recordó más a una zona de calles estrechas de Londres que a la capital china; a excepción de la cantidad de chinos que tienes rodeándote, claro. Aquí las tiendas son bastante exclusivas, y obviamente los precios también lo son. Por otro lado, la East Nanjing Road es una calle peatonal en su mayor parte y en ella se concentran la gran mayoría de marcas chinas e internacionales. Pasamos por ambas, pero sólo de paseo; con las copias que habíamos comprado, ya teníamos suficiente.

 

Y como os hemos dicho al principio, lo importante fue disfrutar de los últimos días que nos quedaban juntos ¡y comer bien! Nekane nos llevó a un sitio especializado en dumplings donde comimos muy bien. Nos recomendó un sitio de helados muy buenos que siempre tenía una larga cola. Nos enseñó la Euskal Etxea y pudimos tomar unos «txikitos» allí y hasta cenamos en un restaurante español. El broche perfecto para la despedida.

 

Una vez que la family se fue, nos quedamos algunos días más en Shanghai en casa de Nekane e Igor. La idea era descansar, trabajar en el blog y pasar algo más de tiempo con ellos. En los planes también estaba visitar Hangzhou en un día; pero casualidad ese día diluvió, así que nos quedamos en casa. Echábamos de menos tener un «hogar» donde sentarnos en el sofá, desayunar con una cierta rutina y no mover la mochila en varios días. ¿Será que se notaba ya el peso del viaje? Estuvimos muy a gusto con ellos y sus amigos haciendo planes caseros y de salir cenar y/o tomar algo. Eskerrik asko danagatik!!

Amigos
¡Cómo nos gusta estar entre amigos! Eskerrik asko danagatik!

 

Por último, mencionaros que en Shanghai volvimos a hacer uso del seguro médico que tenemos contratado. Me habían salido unas manchas en Ulan Bator que no parecían tener intención de marchar y preferimos ir a mirarlo. Resultó ser algún tipo de alergia (no sabemos a qué, aunque el cordero tiene muchos boletos) y con unas pastillas y una pomada se solucionó todo. Esta vez los trámites con IATI fueron algo más lentos, pero efectivos. Queríamos haber ido en Pingyao pero al parecer allí no les constaba ningún hospital que cumpliera los estándares europeos. La siguiente opción era Xian, pero coincidió con fin de semana y como no era urgente lo dejamos pasar. Nuestro siguiente destino era Zhangjiajie donde no contábamos con mucho tiempo, así que lo pasamos a Shanghai. Todo esto con emails, cambio horario y de todo. Al final nos atendieron de maravilla y el seguro se hizo cargo de los 220$US más el gasto de medicamentos sin que nosotros adelantáramos nada.

IATI

 

Curiosidades chinas

Una cosa que hemos ido viendo mucho en casi todos los países asiáticos que hemos visitado son las uñas largas. Podría atribuirse a un concepto de higiene «diferente» al nuestro en este aspecto, pero lo extraño es que normalmente suele ser un único dedo de la mano el que tiene la uña exageradamente larga. Nunca hemos tenido contacto suficiente con alguien para poder preguntárselo, o directamente no nos hemos atrevido, pero Igor nos dio una posible explicación, por lo menos para el caso del dedo meñique en la cultura china. Y es que al parecer, da mala suerte tener el dedo meñique más pequeño que la segunda articulación del dedo anular, y por eso dejan crecer la uña al menos hasta alcanzar esta longitud. ¿Que os parece como explicación?

 

Información práctica

Transporte
  • Metro de Shanghai: 3-7¥
  • Tren Shanghai – Suzhou: 39.5¥
  • Maglev a/desde el aeropuerto: 40¥ con billete de avión / 50¥ sin billete de avión
Alojamiento
  • Apartamento AirBnb: 195€/noche con 3 habitaciones, 2 baños, cocina, sala-comedor, balcón, aire acondicionado, agua caliente y wifi.
Actividades
  • Entrada a los jardines de Yuyuan (Shanghai): 40¥ adultos / 20¥ estudiantes
  • Entrada a los jardines del administrador Humble (Suzhou): 90¥
  • Acceso al bar Vue del hotel Hyatt on the Bund: 100¥
Recomendaciones y sugerencias
  • Si se quieren hacer compras, en el Fake Market hay de todo y el precio dependerá de tus habilidades del regateo. Sé consciente de que lo que allí venden es falso falsísimo, y por lo tanto el precio que puedes pagar será bastante más bajo que el que te ofrezcan de inicio.
  • Los helados de Grains están requetebuenos. Vale la pena acercarse hasta allí sólo por ellos, pero no son baratos.
  • El restaurante Din Tai Fung está muy bien, aunque no entra en el presupuesto mochilero.
  • Nekane que ya había estado en Wuzhen comentó que si tuviera que recomendar a alguien entre Wuzhen y Suzhou, se decantaría por Wuzhen. Nosotros como no hemos estado, dejamos en vuestro criterio hacer caso de la recomendación o no.

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